viernes, 29 de junio de 2007

Villarrica: tres veces nacida...

LOS ESCLAVOS NEGROS EN LA CIUDAD RICA:
-Interrelación negro-indígena:
La población colonial de raza negra o afroamericana, estaba conformada por esclavos traídos desde el Virreinato del Perú y desde las gobernaciones trasandinas de Córdoba y Buenos Aires. En el Reino de Chile del siglo XVI poseer esclavos negros era considerado un signo de status y de poderío económico a causa de su elevado costo de importación.
Los negros, eran denominados por la población mapuche con él termino despectivo de “Kuriche” y “Tapayu”. Esto indica, al parecer, que la interacción indígena- negroide fue poco común existiendo un numero muy reducido de sambos nacidos en la antigua Araucanía, figurando estos últimos muy escasamente en la historia del Reino de Chile. Probablemente este distanciamiento negro-indígena se debió, fundamentalmente, al reducido número de negros y en segundo término, a la calidad de esclavos que recaía sobre los negros y el cual era de carácter hereditario consanguíneo, condición social que no alcanzaba al indígena, puesto que existía una legislación u ordenanza legal determinada por la Tasa de Santillán, que aunque era poco observada, protegía a los indígenas de excesos, les establecía un salario denominado Sesmo, y otorgaba el carácter de individuo tributario de impuestos a la Corona, “ privilegios” que el negro-esclavo no ostentaba por ser solo considerado jurídicamente con la calidad de cosa mueble. El indígena en cambio, como ya expusimos, tenia una calidad jurídica de incapaz relativo pudiendo efectuar ciertos actos jurídicos y civiles, condición que sin duda abrió una brecha poco franqueable entre estas dos razas. Ahora, si sumamos a lo anterior el interés económico del “dominus hispanus” o dueño español de esclavos y a la vez titular de indígenas tributarios, podemos igualmente sostener que existió una tácita estricta prohibición de mestizaje entre estos, para así mantener la pureza del individuo negro, evitando de este manera la devaluación de su precio ante el eventual nacimiento de mulatos o sambos. Posteriormente de este aspecto “de incongruencia de sangres” indo-afro, se encargaría la iglesia Católica a través de la institución del régimen del Patronato; es decir, la reglamentada curaduría y protección de esclavos indígenas y negros existentes en todo el Reino de Chile y América.
El afroamericano, a pesar de su condición social de esclavo, siempre gozó de un mejor trato y atenciones que los indígenas, esto a raíz del elevado valor de intercambio económico que el individuo negro constituía; por tanto, la ocupación primordial del esclavo negro fue la atención de los servicios domésticos y labores menores, siendo muy poco utilizado en obras gruesas o trabajos de agricultura y minería.
Dejamos claro, que la esclavitud indígena se promulgó por Real Cédula el 26 de mayo de 1608 y que además, este cuerpo legal solo comenzó a regir en el Reino de Chile por fines del gobierno de Alonso García Ramón, en el año 1614. En la citada Real Cédula de 1608, se estipulaba que la esclavitud solo se remitiría a los individuos indígenas beligerantes que eran capturados como “piezas de botín de guerra”.
En la relación interracial indo-afro colonial, inevitablemente viene al recuerdo la escena del suplicio del gran toki Kaupolikán, quien al ver que iba a ser ejecutado por un esclavo negro, dio un puntapié a este y lo lanzó lejos del patíbulo mientras, a viva voz, reprochaba a los jefes militares hispanos por la consciente mal intencionada humillación a que era expuesto, exigiendo, como ultima voluntad, ser ultimado por un oficial hispanocriollo.
El comportamiento xenofóbico anterior talvez se debía a las “ventajas sociales y legislativas” del indígena sobre el negro, aspectos que con el correr del tiempo, llevaron al siempre despierto inconsciente colectivo a captar, forjar e instituir una superioridad natural que presumía y demostraba el mapuche en su trato cotidiano con el individuo de raza negra; esta actitud de distanciamiento indo-afro se manifestó desde la colonia hasta bien entrado el siglo XX:
“...Hay que saber que el negro es para los indígenas siempre una figura cómica, y que su propia superioridad física e intelectual respecto de los negros les parece algo muy cierto y seguro...” (Fray Félix de Augusta: ” Lecturas Araucanas”. Pág. 320.)
Todo indica que la población afroamericana en la Villa Rica comprometió un importante numero de individuos. En una carta del Gobernador Rodrigo de Quiroga al Rey, este manifiesta el estado del Reino de Chile después de un violento seísmo, con características de terremoto, que afectó al sur de Chile, en el cual el Gobernador deja constancia que el fenómeno “... Afectó desde Angol a Chiloé, perdiéndose 100 indios en la ciudad Imperial, unos 20 pobladores en Valdivia y tan solo 3 esclavos negros en la Villa Rica...” (Carta de Rodrigo de Quiroga al Rey, 12 de febrero de 1576. En Colección de Documentos Inéditos para la Historia de Chile. Tomo II. Documento Número 4, cita 292.)
Los esclavos negros de La Rica después de 1602:
Una vez arrasada y abandonada la ciudad en febrero de 1602, los esclavos negros de La Rica fueron capturados e integrados a las tribus o parcialidades indígenas locales, continuando su existencia en estrecha interacción y relación con los indígenas. Quizás la ausencia de las brechas sociales legislativas hispanas disminuyó las diferencias de estas dos razas logrando, en el transcurso de los años, una amplia descendencia de la cual da cuenta el cronista Miguel de Olivares, sacerdote jesuita e historiador que en el siglo XVIII, visitó a las ruinas de Villa Rica y la correspondiente área cordillerana del paralelo 39 de la antigua ciudad, dando cuenta de la siguiente situación particular observada en esta área:
“...De los negros esclavos de los españoles quedaron muchos en poder de los indios cuando hubo la ruina y desolación de la ciudad, y de ellos viene la descendencia hoy todavía numerosa; y aunque mezclada con la sangre de los indios, se diferencia de ellos en la mayor oscuridad del color de la piel, en los rizos del cabello, en las narices remachadas y labios gruesos...” (Miguel de Olivares “ Historia Militar, Civil, y Sagrada de Chile.” Pág. 137 y 138.)
Refiriéndonos a la información del cronista Miguel de Olivares, cabe mencionar, que hasta nuestros días, en pleno siglo XXI, aún se ven mapuches con marcados rasgos afroamericanos, sobre todo en el área trasandina de Neuquén. Estos rasgos se conservan además acompañados de apellidos que manifiestan un pasado y descendencia negroide o exógena evidente, como son: Curiche, Tapayu, Huinca, Curihuinca, Curicuri, Curiangue, Curilef, etc.
La raza afroamericana dejó escasos vestigios en el pueblo chileno; a pesar del gran número de individuos existentes en el siglo XVI y siguientes. La escasa descendencia se debió principalmente a su paulatina disminución de “importación y adquisición” debido a su alto precio; por otra parte, a la falta de aclimatación y tuberculosis que los fue reduciendo precipitadamente; y un tercer factor consistió en que su calidad utilitaria se vio desplazada por los mestizos, que se presentaron como una nueva fuerza de trabajo más numerosa y por ende más económica.

1 comentario:

Montserrat dijo...

Me parece muy interesante la información que proporcionan, y creo que es una parte de nuestra historia que hay que seguir investigando. Las relaciones afro-indígenas en todo Chile (colonial) es un tema complejo, pues tambiés hay que recordar que no todos los negros y mulatos eran esclavos en los siglos XVI, XVII y XVIII, sino que se puede observar una población amplia de "libres" no necesariamente en las zonas reconquistadas por los mapuche tras el desastre de Curalaba. El estatus del negro/mulato, por lo tanto, era variable. También existieron algunos "zambos" encomendados... por lo tanto las relaciones interétnicas (de compadrazgo o sexuales) fueron evidentes. Y una última cosa, no se por qué se insiste en la "mala salud" de los aficanos, yo creo que al revés... revisando defunciones, los "negros" mueren a edades muy avanzadas, por lo tanto yo creo que eran más resistentes a muchas enfermedades que los europeos, mestizos, mulatos, etc. De hecho, las terribles travesías de los africanos previo a llegar a Chile, seguro dejaban con vida sólo a los más resistentes. Saludos!

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