jueves, 28 de junio de 2007

Villarrica: tres veces nacida...

PERIODO HISTÓRICO DEL ÁREA DEL LAGO MALLOWELAFKÉN Y VOLCÁN RUKAPILLÁN:
-Fundación de la Villa Rica o asentamiento hispano en el territorio de “la gran laguna” Mallowelafkén. Abril de 1552:
Antecedentes históricos preliminares:
Desde que América fue descubierta por Cristóbal Colón, el 12 de octubre de 1492, los Reyes Católicos de España impulsaron la empresa de evangelización, dominio y conquista de las nuevas tierras que fueron conocidas, inicialmente, como “Las Indias Occidentales”.
Las tierras de Chile fueron descubiertas por el marinero Hernando de Magallanes en el año 1520. Desde esa fecha nacería el interés de la Corona Española por poblar el área Austral de Sudamérica. Posteriormente, el año 1535, Diego de Almagro sale del Perú hacia la recién descubierta zona Austral y explora las tierras de Chile en su área norte por mediados de 1536. Este reconocimiento geográfico llegaría hasta los ríos Ñuble e Itata, lugar en que debió regresar por la feroz resistencia que encontró entre los indígenas de la región. Los descubrimientos de Magallanes y la expedición de Almagro incentivaron al Rey de España, Carlos V, quien en 1537 autorizó la conquista de las tierras ubicadas al sur del Virreinato del Perú. La empresa de la conquista de Chile fue encomendada a don Pedro de Valdivia, quien el año 1540 logró reclutar 150 soldados entre los cuales figuraban hombres como Jerónimo de Alderete, Francisco de Aguirre, Francisco de Villagra y Rodrigo González Marmolejo.


Pedro de Valdivia dio a la tierra de Chilli o Tchilli el nombre de "Nueva Extremadura", fundando la ciudad de "Santiago del Nuevo Extremo" el 12 de Febrero de 1541; hecho con el cual se inicia el periodo histórico de la conquista de Chile. Con el tiempo, la “Nueva Extremadura” pasaría a denominarse "Capitanía General del Reino de Chile.”
Alonso de Ercilla seria el primer occidental en describir la geografía de la nueva tierra austral chilena descubierta y por conquistar:

“...Es Chile, norte sur de gran longura,
Costa del nuevo Mar del Sur llamado;
Tendrá del este a oeste de angostura
Cien millas por lo más ancho tomado;
Bajo del polo antártico en altura
De veinte y siete grados, prolongado
Hasta do el mar océano y Chileno
Mezclan sus aguas por angosto seno...”

Por mediados del siglo XVI los territorios del naciente Reino de Chile comenzaban a ser dominados y colonizados por los hombres de la Corona Española, quienes fundaron por toda la nueva tierra austral, ciudades, villas, fuertes y fortines. Los Mapuches, organizados militarmente, se oponían de forma tenaz al extranjero o wingka que invadía sus tierras ancestrales. En esta legendaria época de “choque de culturas” la Guerra de Arauco escribiría sus más bellas, trágicas y heroicas páginas. La rápida expansión de las huestes ibéricas llevó a que la soberanía de la Corona Española, en solo 50 años, se extendiera desde el norte de la “Nueva España” o México, hasta el austral paralelo 39º del “Reino de Chile”; es decir, hasta el área geográfica del lago Mallowelafkén y volcán Rukapillán, extenso, fértil, poblado y bello territorio mineralógico en que los conquistadores fundaron una nueva colonia a la que llamaron “Villa Rica”.
Primeros antecedentes históricos referentes a la Villa Rica:
El primer antecedente histórico oficial de la existencia de Villa Rica se encuentra en una carta enviada por Pedro de Valdivia al emperador Carlos V, fechada en Santiago del Nuevo Extremo, el 26 de octubre de 1552:
“...Por abril en adelante poblé la Villa Rica, que es por donde se ha de descubrir la mar del norte: Hice cincuenta vecinos todos tienen indios. Y así iré conquistando y poblando hasta ponerme en boca del estrecho; y siendo su majestad servido y habiendo oportunidad de sitio donde pueda fundar una fortaleza se hará, para que así ningún adversario entre ni salga sin permiso de vuestra majestad...” (Claudio Gay: “Historia Física y Política de Chile.” Documentos: Tomo I, Dcto. Nº 11, Pág. 242.)

Era el mes de abril de 1552, el gobernador Pedro de Valdivia y sus lugartenientes el adelantado Gerónimo de Alderete y don Francisco de Villagra, acababan de fundar las ciudades Imperial, en octubre de 1551, y Valdivia, en febrero de 1552. Los hispanos buscaban erigir otra colonia que sirviera de soporte a las dos recientes fundaciones creando así un triangulo urbano de apoyo y colaboración estratégicas para un mayor desempeño en la planificación y desarrollo del proyecto de colonización. Este nuevo asentamiento español debía además facilitar el acceso a los territorios allende a la cordillera y al océano Atlántico, vía el actual paso internacional Mamül - Malal. Nacía así, en la mente del hidalgo conquistador, el proyecto que daría nacimiento a una nueva ciudad para el Reino de Chile: Villa Rica, y el encargado de la materialización de esta empresa fundacional sería su lugar teniente y adelantado Gerónimo de Alderete quien para el exitoso desarrollo de la empresa se hizo acompañar por el entonces experimentado capitán don Francisco de Villagra.
.

Debemos dejar bien claro que la ciudad nunca ostentó el nombre de “Santa María Magdalena de la Villa Rica” como muchos hoy erróneamente postulan; al menos en ningún documento oficial u oficioso de carácter administrativo civil o militar; tampoco en registros económicos comerciales; ni en crónicas históricas de la época colonial se menciona a la Villa Rica en aquellos términos. Esta denominación solo se descubre en la identificación y alusión de la Parroquia o Casa Matriz eclesiástica local, que estaba bajo la advocación de “Santa María Magdalena”, registrándose esta denominación solo en escritos y documentos de carácter cristiano que solo hacen referencia a las actividades pastorales de la “Parroquia Santa María Magdalena de la Villa Rica”; más no a la ciudad propiamente tal, que siempre recibió el tratamiento político-social de La Villa Rica, La Ciudad Rica o simplemente La Rica; nombres y títulos que fueron vigentes, respectivamente, desde el primer mes de su fundación en Abril de 1552 hasta ser arrasada por los mapuches en Febrero de 1602. Por tanto, la denominación “Santa María Magdalena de la Villa Rica” solo hace referencia a la parroquia local, institución católica que dependía del Obispado de La Imperial y estaba a cargo de los hermanos franciscanos en cuanto a obras pías, doctrinas y oficios religiosos. La afirmación anterior se confirma más aún, al descubrir que la antigua Villa Rica, al igual que la ciudad de la Imperial, se fundaron al amparo de la Virgen María bajo la advocación de “Santa María de las Nieves”, siendo esta su patrona y protectora para todos los efectos oficiales; aspecto sacro que perduró, sin modificaciones, durante todo el siglo XVI. (Araucanía Misional. Edición Nº 67. “Mosaico Histórico de la Villa Rica”. Pág. 22.- Pérez García. Protocolo Eclesiástico de la Imperial. Archivos de Concepción.- Hugo Günckel. “Vida Eclesiástica de Villa Rica, La Antigua”. 1942.)
Las crónicas coloniales del temprano contacto hispano-indígena del área del Mallowelafkén registran el emplazamiento de la Villa Rica de la siguiente manera, en referencia a las órdenes que el gobernador Pedro de Valdivia dispusiera para la fiel ejecución de su fundación:

“...Y por que envió a Alderete a poblar una ciudad en el valle de los Poelches, que es donde le dijeron que estaban las minas de plata, trazando en su predio, que si era verdad el tiempo las descubriría y se ennoblecería el Reyno, llevó consigo a Villagra...”(Alonso Góngora Marmolejo: “Historia de Chile. Desde su Descubrimiento Hasta los Años de 1575.” Cáp. XIII. En CDC. Tomo II.)

El Gobernador Pedro de Valdivia, además de ordenar a Alderete la fundación de una nueva colonia, le encomendó además la importante misión de descubrir un paso cordillerano con el objeto de establecer comunicaciones con "la otra parte de la sierra nevada" o las gobernaciones de Córdoba y Buenos Aires; por último Valdivia instó a Alderete a identificar, lo más pronto posible, las riquezas mineralógicas que en el área lacustre precordillerana existían, según información de los naturales que habitaban aquellas inmediaciones:

“...En este tiempo fue término de Alderete, de orden de Valdivia, a reconocer las tierras confirmantes a la nueva cordillera, a distancia de treinta leguas de la ciudad de Valdivia, hacia el este, y hallo grandes sementeras y muchos indios junto al lago, cuyas aguas destila el encumbrado cerro del volcán, que constando su interior de muchos metales conocidos por las aguas de varios colores que del morían, es su exterior en la cumbre fuego, en el medio nieve y en la base una verde esmeralda tejida de infinitas yerbas medicinales...”(Rodrigo de Quiroga: "Compendio Histórico de los más Principales Sucesos de la Conquista. Guerra del Reino de Chile hasta el día de 1659. Colección de Documentos Inéditos para la Historia de Chile. Pág. 234.)



Otro antecedente importante referente a los primeros indicios históricos oficiales de la Villa Rica española los aporta el cronista don Vicente Carvallo Goyeneche en su obra "Descripción Histórica y Geográfica del Reino de Chile", Tomo XVIII, Cáp. XVIII, Pág. 63:

“...Antes de salir de este descubrimiento, envió al Adelantado Gerónimo de Alderete con 60 soldados para que reconociese el país por la cordillera al noroeste de la ciudad de Valdivia. Y por las buenas noticias que adquirió el adelantado y tocó por su personal reconocimiento, resolvió se estableciese otra colonia, sobre la ribera meridional de un lago situado en los 39 grados y 5 de latitud Austral al suroeste de la ciudad Imperial, en la falda occidental de la cordillera. Le dio el título y nombre de Villa Rica, que por su amenidad y fertilidad de su territorio y por sus riquísimas minas de oro, plata y otros metales, le viene muy bien el titulo...”

Primeros vecinos fundadores:

“Por Abril en adelante poblé la Villa Rica, que es por donde se ha de descubrir la mar del norte; hice 50 vecinos todos tienen indios...”(Pedro de Valdivia, Octubre de 1552.Claudio Gay: Documentos.)

Entre los 50 vecinos fundadores de la Villa Rica, que menciona Pedro de Valdivia en carta al Rey, figuran los siguientes religiosos, soldados y civiles -hispanocriollos e hispanopeninsulares- que una vez trazado el plano urbano protocolar y repartidas las haciendas y solares pasarían a ser vecinos permanentes de la floreciente colonia lacustre:

“Rodrigo Alonso, Pedro Castillo, Pedro Córdoba,
Alonso Corona, Juan Bautista Chavarri,
Francisco Eslava, Juan Fernández Puerto Carrero,
Juan Galiano, Juan Gueldo, Juan López,
Juana Paz, Juan Lázaro de Placencia,
Diego Pérez Payan, Francisco Román,
Pedro Salcedo, Gonzalo Sánchez,
Antonio de Torres Y Alonso Vélez.”
(Juan Luis Espejo: "Nobiliario de la Capitanía General de Chile." Pág. 860 - 861.)


“Juan de Almonacid, Pedro Aranda de Valdivia,
Hernando de Belmonte, El Cura Antonio Rodríguez
Y Fray Diego de Valdenegro.”
(Padre Miguel de Olivares: "Historia Militar Civil y Sagrada del Reino de Chile." Pág. 137.)


“Martín de Avendaño, Juan Cereceda,
Juan de Oviedo, Justo Téllez Y Miguel de Velasco.
Además de otros muchos soldados
que quedaron allí para la
defensa del pueblo.”
(Pedro Mariño de Lobera: "Crónica del Reino de Chile" Pág. 141.)




Primer cabildo, 1552:

Con la población hispana ya asentada y los vecinos con sus solares y encomiendas repartidas e indicadas, se procedió a constituir el primer Cabildo de la Villa Rica. La institución del cabildo era la base administrativa fundamental colonial que establecía las decisiones locales y efectuaba el enlace protocolar de conducto regular, con las autoridades superiores de Santiago, Lima y España respectivamente. En La Rica este organismo administrativo se estableció entre abril y julio del mismo año 1552; su primera composición fue integrada por connotados vecinos que ostentaron los siguientes cargos:

-Corregidor: Pedro de Aguayo.

-Alcaldes Ordinarios: Francisco Dávila.
Hipólito Camargo.

-Regidores: Francisco Cornejo.
Juan de Aro.
Juan de Vega.

-Escribano del Concejo: Fernando Morán.

("Colección de Documentos Inéditos para la Historia de Chile.” Primera Serie, Tomo IX, Págs. 431 a 435.)



Primer documento oficial del cabildo:

El Cabildo de la Villa Rica emite su primer documento oficial el día 20 de julio de 1552. Este documento consistía en la evacuación de un informe de servicios materializado en una extensa carta enviada al Rey, en cuyas líneas relataba las actividades del gobernador Pedro de Valdivia, sus meritos y esfuerzos por hacer más grande la soberanía de la Corona Española. Además, como anexo, la misiva oficial contenía la especificación de otras materias de interés general para los vecinos de la recién constituida población hispana. (Fuente: Ibidem. Ob.Cit. Pág. 135.)



Primer abandono o desalojo, 1554:

La existencia de la recién fundada Villa Rica, se vería gravemente alterada con la sorpresiva muerte del Gobernador Pedro de Valdivia en el desastre de Tukapel, el 23 de diciembre de 1553. Aquella total derrota militar hispana, a mano de los mapuches de las ciénagas de Purén, tuvo como consecuencia el primer levantamiento general indígena, que fuera estratégicamente dirigido por el gran toki Lautaro. Ante la inesperada muerte del gobernador Valdivia, don Francisco de Villagra se posesionó del mando interino del Gobierno; reunió toda la gente que pudo y que estuviera en condición de cargar armas y fue en venganza de lo sucedido con Valdivia, sus soldados y tropa auxiliar. El enfrentamiento se efectuó en Arauco y las fuerzas hispanas fueron nuevamente derrotadas por un compacto y disciplinado ejército de 10.000 konas o guerreros mapuches. Luego de esta tragedia, y como medida precautoria, Villagra ordena despoblar las “ciudades de arriba” entre las cuales estaba la Villa Rica. La orden de Villagra disponía que las mujeres y los niños serían evacuados hacia Concepción y Santiago; los hombres, soldados y vecinos con capacidad de tomar armas, debían quedarse en la Araucanía para defensa del territorio, debiendo concentrar todas las fuerzas posibles en centros de seguridad taxativamente designados.

Así, después de los desastres hispanos de Tukapel y Arauco, en breve tiempo, la Villa Rica se imponía de las trágicas noticias y situación que afectaba al sur del Reino. Ante tan grave hecho que conllevó la perdida del Gobernador Valdivia, y por ende del control militar de toda la zona de la Araucanía; el entonces Corregidor de La Rica, don Pedro de Aguayo, en enero de 1554, en pleno acuerdo del cabildo con los vecinos de la villa, acatan la orden de Villagra y disponen el urgente abandono de esta, ejecutándose una inmediata evacuación hacia los centros de seguridad dispuestos por la administración central y que eran los fuertes de las ciudades de la Imperial y la Santísima Concepción, amparándose los hombres Villarricanos en la primera fortaleza, al mismo tiempo que las mujeres y niños eran trasladados al norte del río Bio-Bio.

Repoblamiento de La Villa Rica, 1554 - 1555:

Una vez pasada la aflicción del alzamiento general mapuche, provocado por la sorpresiva muerte del Gobernador Valdivia, se determinó el urgente repoblamiento de La Rica. La refundación fue ordenada por el Tribunal de la Real Audiencia de Lima, disposición que se materializó entre octubre de 1554 y enero de 1555.
La historia señala que una orden emananada desde el Virreinato del Perú disponía la repoblación de todas las ciudades abandonadas al sur del Bio Bio. Desde la capital del Reino de Chile, el Gobernador interino don Francisco de Villagra, acatando la orden del virrey del Perú, ordena repoblar “las abandonadas ciudades y villas de arriba.” El mandato de repoblación no dejaba de ser temerario, a la luz de la agresividad y triunfos presentados por los mapuches; así lo expuso el Gobernador interino Villagra; sin embargo, el impulso de colonización y la ya adquirida titularidad de tierras se impuso al riesgo eventual:

“...Ya se hallaban con el verano a la vista y meditaban la sujeción de los araucanos, pero como la jurisdicción que tenia cada uno de los ayuntamientos era limitada a los distritos de cada ciudad, nada podían hacer que fuese bastante aun para contenerlos. y para que el mal no fuese mayor, se resolvió en el ayuntamiento de la capital dar cumplimiento a la real provisión de la misma audiencia determinando que se volviesen a poblar las colonias que dejó Villagra, y el 11 de octubre de 1554, expidió un auto mandando que los vecinos de Concepción, de la imperial, Valdivia, Villa Rica y Confines, que se hallaban presente, saliesen a sus antiguos establecimientos dentro de 22 días, los ocho primeros para salir de la capital, y los restantes para ponerse fuera de sus distritos en la parte meridional del río Maula, y se les dio todo lo necesario para ello...”(Vicente Carvallo Goyeneche: Documento XXI. “Regresa de la Capital el Adelantado.” Pág. 94.)

Con la dictación y cumplimiento de la real provisión anterior, el repoblamiento de la Villa Rica ya era un hecho. De esta manera vuelven a recobrar sus derechos y propiedades los vecinos originarios y se suman otros tantos nuevos vecinos y soldados a la repartición de tierras y deberes:

“...Sucedió pues lo que debía preverse: desde Santiago fueron resueltos los vecinos de las ciudades australes a no tomar las ordenes de la audiencia, empero los vecinos de la Villa Rica iban preparados a repoblarla. El viaje no presentó inconvenientes ni contratiempos...”
“...Los vecinos de la imperial llevaron a ella oportuno refuerzo; los de Valdivia siguieron a su destino; los de Villa Rica, ayudados de amigos y soldados deseosos de tener repartimientos e indios, no tardaron en ir a la repoblación..” (Crescente Errazuriz: “Historia de Chile sin Gobernador.” Pág. 284-285.)

Escudo de armas para la Villa Rica:

El Adelantado, don Gerónimo de Alderete, durante su primer viaje a las altas cortes españolas, por el año 1554, expuso los méritos y esfuerzos de los vecinos de la Villa Rica, haciendo valer los antecedentes y formalidades pertinentes, para que la ciudad ostentara un escudo. Privilegio de armas que Alderete como emisario de Pedro de Valdivia solicitó al Rey vía Consejo de Indias para el dignísimo otorgamiento de este reconocimiento y designación real. Debemos aclarar que don Pedro de Valdivia perdió la vida mientras Alderete estaba España, quien se enteró del trágico deceso cuando aún estaba en su madre patria. Alderete fue inmediatamente investido como Gobernador, pero de regreso a América perdió la vida debido a su débil estado salud que se vio agravado por la rigurosidad del viaje.


Como respuesta a esta petición del Adelantado Alderete, el Príncipe Felipe, a nombre del Emperador Carlos V, dispuso por medio de una Real Cédula, firmada y emitida el 18 de Marzo de 1554, el otorgamiento perpetuo del privilegio de armas para la Ciudad Rica del Reino de Chile en los siguientes términos oficiales:

“...E nos acatando lo susodicho, tuvimoslo por bien e por la presente facemos Merced y queremos e mandamos que agora e aquí adelante la dicha Ciudad Rica haya e tenga por sus armas conocidas un escudo:
El campo de oro y en el una alguna y en medio de ella una isla y en la isla un pino verde e un león de su color puesto en dos pies, la una mano puesta en lo alto del pino y la otra mas baja y por orla del dicho escudo, seis flores de lis, de oro en campo azul, y encima del escudo un yelmo cerrado con dependencias e follajes de oro y azul, e por divisa sobre el yelmo un león de oro de medio cuerpo arriba, según que aquí se ha pintado e signado en un escudo a tal como esta, los cuales dichas armas damos a la dicha Ciudad Rica por sus armas e divisa señaladas para que las pueda traer e poner, y traiga y ponga en sus pendones, sellos, escudos, banderas y estandartes y en las otras partes y lugares que quisieren y por bien tuvieren según e como es de la forma e manera que las ponen e traen las otras ciudades de nuestros reyes a quien tenemos dadas armas e diversas...” (Colección de Documentos, Registros y Memorias. Archivo Nacional, Tomo XIII, Documento Número XLIII.)

De este modo, los habitantes de la Villa Rica colonial recibieron con regocijo el privilegio de armas materializado en un flamante escudo, lo que dio espíritu de identidad y cohesión a todos ellos como súbditos de la corona en tierras tan alejadas de su madre patria. Así, desde el día 18 de marzo de 1554, el emblema oficial de la ciudad fue presentado y destacado en estandartes, gallardetes, sellos, timbres o cargos, pendones y escudos de edificios públicos.

Hasta el día de hoy, en pleno siglo XXI, es posible ver flamear la bandera que porta este escudo en el frontis del edificio municipal cuando los acontecimientos oficiales lo requieren. Aun hoy, después de más de 450 años de haber sido otorgado este a La Rica colonial, el principal edificio administrativo de nuestra comuna, exhibe como antaño dos escudos en vitrales dispuestos a cada lado de la entrada principal la casa edilicia.


Monumentos Coloniales:

En cuanto a la información de monumentos erigidos en la Villa Rica, tan comunes y numerosos en aquella época rica en simbolismos, existen antecedentes históricos que testimonian la existencia de solo dos de estos. El primero corresponde a una base o monolito que portó una placa que señalaba a un edificio de carácter eclesiástico correspondiente al convento de los franciscanos y que identificó Vicente Carvallo y Goyeneche en su visita a las ruinas de la ciudad en el siglo XVIII. El recordatorio indicaba que la fecha de la fundación de este era el 03 de junio de 1571, además incluía que su primer prior fue fray Francisco Salcedo y que el convento estaba bajo la advocación de “Nuestra Señora de las Nieves.” (Vicente Carvallo Goyeneche: “Descripción Histórica y Geográfica del Reino de Chile.” Tomo III, Pág. 186.)

El segundo antecedente destaca el hallazgo de lo que podría corresponder, hipotéticamente, a un antiguo monumento conmemorativo de la fundación de la ciudad, escudo de armas de la misma, escudo de armas de la Corona, o hasta inclusive, la conmemoración de la entronización del Rey Felipe II; hechos e insignias dignas de ser recordadas y destacadas por los habitantes villarricanos de aquel tiempo. El histórico hallazgo de una roca que especulativamente fue la base de un antiguo monumento hispano, lo efectuó el Teniente Coronel don Ignacio Agüero, cuando junto al profesor Guillermo Döll, y una comitiva oficial proveniente de la ciudad de Valdivia, efectuó una incursión que buscaba realizar una “toma simbólica de las ruinas de la ciudad”. La toma simbólica se materializó el 14 de marzo del año 1848, fecha en que Agüero y su comitiva se internó en las ruinas de la ciudad desde el lugar ribereño que hoy se conoce como "Muelle Viejo", al noroeste de la intersección de calles Anfión Muñoz y Arturo Prat. La comitiva de Agüero subió a las ruinas de la ciudad avanzando de este a oeste, llegando al área que hemos reconocido como la plaza colonial que abarcaba la mitad de las dos manzanas que actualmente ocupan el gimnasio de la Universidad Católica y la casa-hogar estudiantil de la misma universidad, en calle Anfión Muñoz. esquina San Martín:

“...El día 18 de marzo, a temprana hora, el grupo siguiendo una línea este - oeste paralela al lago Villa Rica, ingresaba a las inmediaciones de la población; fragmentos de tejas y ladrillos diseminados por la orilla y una piedra de ciertas dimensiones que les pareció pudo emplearse para el amarre de embarcaciones (-Actual roca del “Muelle Viejo” detrás del Colegio Alemán-); emergieron como mudos testimonios de un pasado (-Ahora subiendo a las ruinas de la ciudad con dirección hacia el actual Colegio Santa Cruz con dirección este-oeste-); ya en el asiento mismo de la urbe, los vestigios se multiplicaron: gruesas paredes de hasta tres varas de altura, expresivas de la posición y dimensiones de las construcciones que sustentaron, totalmente cubiertas por frondosos y centenarios árboles salieron al paso como así mismo el hallazgo de una mole de granito que por su forma y volumen dejó la impresión de haber sido la base o pedestal de algún monumento...” (Visita Ordenada por la Intendencia de Valdivia al Tte. Crl. Ignacio Agüero; Ministerio del Interior; Intendencia de Valdivia; Volumen 250; año 1848-1853.- Carta del Profesor del Colegio Alemán de Valdivia, don Guillermo Döll, 18 de marzo de 1848. Fojas 31 a 32.)

La única roca con las características detalladas por el profesor Guillermo Döll, es la que actualmente se encuentra en la avenida costanera, en la playa Pukara, frente al acceso norte del Estadio Municipal de Villa Rica. Esta piedra se encuentra en posición vertical y tiene una dimensión visible de casi dos metros de altura por un metro de ancho por lado; presenta cinco caras de proporciones aproximadas. En la cara noreste presenta cinco perforaciones de unos tres cms. de diámetro que al parecer sostuvo una antigua placa de bronce por los restos de este metal y una especie de adhesivo dentro de los mismos orificios; la mezcla que especulativamente habría sostenido la placa metálica correspondería a una pasta similar a la que producen la cal y el huevo, mezcla común en la época colonial; sin embargo, lamentamos aclarar que esta piedra corresponde a un bloque de andesita más bien de relieves naturales y no a un bloque de granito berroqueño o con intervención humana evidente.

La procedencia de la roca o mole de granito -conformado por fedespalto, cuarzo y mica- y que observó la comitiva de Agüero y Döll el siglo XIX, lamentablemente y a pesar de todos nuestros esfuerzos no hemos podido precisar su ubicación, ni su probable antigua existencia en el recuerdo de los habitantes más antiguos. La roca que se nos presenta más probable como base de un monumento colonial, en cuanto a su forma, es la anteriormente descrita existente en Playa Pukara, aunque no corresponda a una conformación de granito, no deja de presentar cierto natural interés. Esta pieza lítica permaneció por mucho tiempo en el área del embarcadero municipal, cerca de la intersección de calles Körner y Arturo Prat, frente a los columpios; posteriormente fue trasladada hasta Playa Pukara, en donde, reutilizando los orificios que ya presentaba, se empotró una placa de bronce, con la cual la comunidad lacustre de mediados de siglo XX, rendía sentido homenaje a don Bernardo Letamendía, por su permante apoyo al deporte náutico local. (Fuentes: Sra. Rosa Etcheverría, su esposo don Bruno Hugo Machtig; y don René Muñoz. Villa Rica. Noviembre de 2005.)

Indagando la antigua y original ubicación de “la roca histórica” de playa Pukara, dimos con otro dato de interés que corresponde a una piedra fracturada en su parte superior y que presenta una forma geométrica interesante; esta piedra esta ubicada frente a la capilla Sagrada Familia, en Avenida Pedro de Valdivia esquina calle J.M. Carrera; tal vez, esta roca también podría corresponder a un mudo y anónimo testimonio de la vida colonial de la antigua Ciudad Rica.
El abogado e historiador don Guillermo González Díaz, nos señaló que por la década de 1960 se encontró una lapida mortuoria esculpida en piedra que hacía referencia a la existencia del lecho funerario de un fraile franciscano. El hallazgo se efectuó en el área de la actual oficinas de Correos de Chile, sitio que en la época colonial ocupó la iglesia matriz o parroquia “Santa María Magdalena” a cargo de la orden franciscana; según la costumbre colonial, los muros y sacristías de los templos servían de nicho o tumbas para algunos personajes públicos de interés.

Por ultimo, mencionamos la existencia de una placa conmemorativa de la visita de fiscalización eclesiástica de un obispo de la Imperial a la Ciudad Rica, pieza que fue hallada a fines de la década de 1930 en el predio del huerto de los hermanos franciscanos capuchinos ubicado en la actual salida a Pukön, en el área comprendida entre el Consultorio de la Población Diego Portales y el centro comercial “Sodimac Constructor.” El recordatorio esta escrito en latín, bajo relieve, sobre una pizarra de caliza; y contiene la siguiente información: “ Rex Philippo II. Frater Antonio Eps, Imperialis. Anu 1577.” La pieza fue exhibida al público general por el Museo local, hasta que sus propietarios, el Vicariato Apostólico de la Araucanía -actual Diócesis de Villa Rica- solicitó su devolución por fines de la década de 1990; se desconoce su actual ubicación. La visita eclesial a que hace referencia la pieza arqueológica, esta sustentada con sólidos antecedentes históricos coloniales, que corroboran que tal visita la efectuó el obispo titular de la Imperial, fray Antonio de San Miguel, quién subió a fiscalizar el estado misionero y doctrinario de las parroquias y conventos de los distritos de La Rica y Valdivia, a fines del año 1577.


Extensión jurisdiccional del distrito y corregimiento de la Ciudad Rica hispana:
Entramos aquí a un tema no resuelto directamente por la historia, pero que a través de la utilización de los escasos antecedentes se puede lograr un hipotético establecimiento de los límites coloniales de la antigua Ciudad Rica.
A saber, las ciudades más próximas a la Villa Rica eran la Imperial por el norte y Valdivia por el sur. Estos serían los únicos antecedentes irrefutables históricamente. Ahora, para establecer el límite jurisdiccional solo nos queda acudir al aspecto militar en cuanto a la distribución y despliegue estratégico de contingente militar y guarniciones fortificadas dependientes del corregimiento y distrito de La Rica, factores de vigilancia y seguridad que eran sustentados por el Cabildo y Real Hacienda de la ciudad:
-La primera gran guarnición dependiente de La Rica y la Imperial era el fuerte Makewa o Maquegua, ubicado al noroeste de La Rica. Esta fortificación había sido erigida en pleno corazón de los poblados indígenas del valle de Makewa, situado entre los ríos Quepe y Cautín. Este fuerte estaba emplazado, principalmente, con oficiales y soldados de la Ciudad Rica. El ultimo caudillo de este baluarte, por el año 1598, fue el capitán y vecino de La Rica don Juan Beltrán, apodado “el Mulato”. Para fines del año 1598, el Corregidor de La Rica, don Pedro de Maluenda, pierde la vida mientras se trasladaba junto a una patrulla militar que tenía a intención de auxiliar el fuerte de Makewa, que para esa fecha estaba sitiado por los mapuches. Por tanto se podría establecer, especulativamente, que el limite norte del distrito y corregimiento colonial de La Rica era el río Quepe, curso fluvial en cuyos márgenes estaba emplazada la fortificación de Makewa.
-Hacia el oeste, el distrito o corregimiento alcanzaba hasta las cercanías de la zona costera de Keule. No obstante nuestra aseveración anterior, existen autores que aseguran que si bien la jurisdicción de La Rica colonial abarcaba todo el valle central, esta no alcanzaba hasta a la zona costera propiamente tal; postulando que esta área ribereña de “La Mar del Sur” pertenecía a los corregimientos de la Imperial y Valdivia. A contrario sensu, basamos nuestra tesis de mediterraneidad del corregimiento de La Rica en el antecedente histórico que señala que una de las primeras insurrecciones mapuches en el distrito de La Rica se manifestaron, el año 1570, entre los indígenas tributarios del vecino y capitán de la Villa Rica don Pedro Fernández de Córdoba, titular de una encomienda del área colonial de Pukoreo, situada en la ribera norte del Toltén, cercana al actual pueblo de Barros Arana, al noroeste de Pitrufquén y próximas a la zona costera de las actuales comunas de Keule y Toltén. Además, el primer asalto a militares de La Rica, por diciembre de 1598, recayó en una patrulla militar de vigilancia perteneciente a la guarnición de La Rica compuesto por cinco soldados y un oficial de caballería, capitán don Felipe Cisternas, vecino de La Rica. Esta patrulla fue completamente aniquilada mientras ejercía un patrullaje de rutina en el área costera de Keule. Por último un informe remitido a Corte por el Gobernador Amat y Juniet, en 1716, registra que el corregimiento de La Rica colonial se extendía hasta la zona costera de Keule, ya que en los estudios geográficos y demográficos para la repoblación de la arruinada ciudad se incluyen las parcialidades mapuches de Mewin, Keule y Toltén como pertenecientes al antiguo Corregimiento colonial de la Villa Rica. (Revista Chilena de Historia y Geografía, Tomo 53; Págs. 427 y Sgtes.)
-Hacia el área este, el establecimiento no impone mayores inconvenientes y claro esta, que el distrito, gracias al paso cordillerano, se extendía allende a los Andes; hecho históricamente corroborado que y que señala que el corregimiento de La Rica mantenía jurisdicción económica y administrativa sobre las minas de sal existentes en la actual área trasandina de Truquiko, Chos Malal, y hasta el área de Norquinko, República Argentina. Los patrullajes de control militar de efectivos de La Rica y actividades misioneras doctrinarias de la iglesia local se extendían frecuentemente hasta las pobladas áreas indígenas de Neuquén, llegando algunas, incluso, hasta el austral lago Nahuelhuapi o Nawelwapi, área en que los padres franciscanos provenientes del convento y parroquia de La Rica fundaron una misión el año 1576. (Lleana Lascaray: “Estado Actual de las Investigaciones Arqueológicas de la Provincia del Neuquén.” Tomo III, Págs. 15 - 19.)
-Por el sur, el limite se podría establecer, teóricamente, con la ayuda de los aún existentes restos de fortines de vigilancia, seguridad y contención existentes a orillas del río Leufucawe o Leufucade y del río Cruces, hacia el oriente; plazas fuertes que eran sostenidas con efectivos de las ciudades de La Rica y Valdivia, indistintamente. Más al oriente se encuentra la línea defensiva de fortines ubicados inmediatamente al sur de la ribera del lago Kalafkén, dependientes de la guarnición militar de La Rica. Este antecedente nos lleva a especular que la zona inmediata a la ribera sur del Kalafkén y las cuencas del los ríos Leufucade y Cruces señalaban el austral limite colonial de La Rica.
No hay más recursos históricos que los anteriormente expuestos; sin embargo, ofrecemos este especulativo establecimiento de los limites coloniales del antiguo distrito de la Ciudad Rica.

No hay comentarios:

Archivo del blog

Datos personales

Villarrica, Araucanía, Chile
Fue fundado el 16 de abril de 1998, por jóvenes de Villarrica.