jueves, 28 de junio de 2007

Villarrica: tres veces nacida...

LA PRESENCIA ECLESIÁSTICA EN LA ANTIGUA VILLA RICA:
Primeras órdenes religiosas:
Tres fueron las órdenes religiosas que tuvieron presencia en la existencia colonial de Villa Rica. Estas órdenes contaron con una nutrida y fructífera vida cristiana además de un gran número de almas a su cargo; comenzando estas sus funciones inmediatamente después de la refundación o repoblamiento de la ciudad el año 1555.
La iglesia local comienza a cobrar vida con el emplazamiento de la parroquia o iglesia matriz a cargo de la orden franciscana a mediados del año 1555. La iglesia se fundó bajo la advocación de Santa María Magdalena. Primeramente la parroquia cobijo a padres y frailes de distintas ordenes; fue de estructura muy humilde y sencilla, construida de adobe y paja; pero con el correr el tiempo, contó con un templo que tuvo una sacristía perpendicular construida de ladrillo y tejas, la construcción se levantó “en lo mejor del frente y fondo de la plaza”(Córdoba y Figueroa: “Historia de Chile”, Pág. 63)

El templo de la parroquia colonial existió en el área que hoy ocupa la oficina de correos de Chile en la intersección de calles V. Letelier y G. Urrutia.
Su primer párroco fue el cura Diego Jaimes, siendo titular del cargo entre los años 1556 y 1557, quien por fines de 1557 fue trasladado a Castro y lo reemplazó en su cargo su compañero y amigo el cura Antonio Rondón. Sucesivamente ocuparon el cargo de párroco los siguientes sacerdotes, Alonso García 1567, Martín Moreno de Velasco 1577, García Torres de Vivero 1585 -1595, Diego Ordóñez Delgadillo 1596, Andrés de Vivero 1600 - 1601. Este último sacerdote y párroco de la Villa Rica, fue martirizado durante el sitio de la ciudad, fue azotado, traspasado con una vara y quemado cuando aún estaba con vida.
La actividad cristiana de Villa Rica contó con un templo correspondiente a la iglesia parroquial o templo matriz a cargo de los Franciscanos; tres templos mayores a cargo de los Mercedarios y Dominicos y Franciscanos e igualmente tres conventos de Franciscanos, Mercedarios y Dominicos; todos dependientes del entonces obispado de la Imperial.

La comunidad eclesiástica urbana de las tres ordenes cubrió igualmente todo el radio rural el distrito de la Villa Rica española, ya que además, se ocupaban en atender las capillas levantadas en las encomiendas dispersas a grandes distancias, debiendo encargarse de la educación cristiana de los "indios tributarios" dependientes de los feudatarios o vecinos encomenderos, esto por directa disposición de los Reyes Católicos mediante las capitulaciones de Santa Fe proveídas desde un comienzo de la evangelización como bases sociales rectoras en las nuevas tierras descubiertas por Colón. Muchos fueron los esfuerzos y también aún mayormente los positivos resultados de los ministerios misioneros. Un antecedente que revela la magnitud de este trabajo evangelizador es lo acaecido en Semana Santa de 1587, en que se reunieron en la plaza de Ciudad Rica más de 12.000 almas oyendo misa el día de pascua de resurrección.
La primera visita eclesiástica la realizó el obispo de la Imperial fray Antonio de San Miguel en 1557, quien bajó a fiscalizar y orientar las obras católicas en todo el distrito de La Rica, de este hecho hay una valiosa pieza arqueológica correspondiente a una lapida recordatoria de esta visita y que pertenece hoy a la actual Diócesis de Villa Rica.

Los Franciscanos:

La orden de San Francisco fue la primera en asentarse en la ciudad, y por lo mismo, y como ya mencionamos, se ocupó del servicio del templo matriz o iglesia parroquial, la que fue favorecida con una ubicación privilegiada frente a la plaza, compartiendo el perímetro de esta junto al cabildo y demás edificios de importancia como casas de escribano público y de número.

Aquella cuadra en que estuvo emplazado el templo parroquial corresponde hoy a la manzana que ocupa la oficina de Correos de Chile. Sin embargo, el templo franciscano propiamente tal, se edificó junto al convento de la orden, cuyos sacros edificios estuvieron emplazados hacia el sector oeste, a una cuadra de la plaza colonial, en la actual manzana comprendida entre las calles Korner, Segers, Urrutia y Letelier; área que hoy ocupa las dependencias del Colegio Altas Cumbres.

El primer convento en levantarse fue el de los franciscanos en el año 1568, la fundación estuvo a cargo de fray Francisco Salcedo, quien terminó la construcción del edificio el año 1570; comenzando su vida como institución eclesiástica religiosa el 3 de Junio de 1571 bajo la advocación de “Nuestra Señora de las Nieves.”

Al parecer, el edificio del convento franciscano, fue el de mayor dimensión entre las construcciones coloniales, según relatos de expedicionarios coloniales que visitaron las ruinas de la Villa Rica: "sus escombros eran los de mayor consideración de toda la ciudad...” (Vicente Carvallo Goyeneche: Descripción Histórica y Geográfica del Reino de Chile, Tomo III, Pág. 186) Entre los últimos comendadores de este convento se encuentra el sacerdote Juan de Ocampo que prestó sus servicios y dirección el año de 1598. El padre Ocampo quien cautivado en el sitio de la ciudad y logró salvar a su presidio liberándose de las manos mapuches después de dos años y dos meses de sacrificada vida: “...Apareciendo este en Concepción sano y salvo, después de haberlo todos creído muerto...” (Vicente Carvallo Goyeneche. Ob. Cit.)
Los Mercedarios:

El segundo templo mayor fue fundado y sustentado por la sacra Orden de la Merced a principios de la década de 1570; posteriormente la orden emplaza también un convento el que fue fundado a fines del año 1575.
Los mercedarios recibieron terrenos que existían en el límite urbano colonial de la ciudad; la ubicación retirada del centro cívico o plaza, especulativamente, fue por la tardía fecha de su fundación, en que las cuadras principales de la ciudad ya contaban con solares de vecinos particulares y edificios públicos, ubicándose los aposentos de la orden hacia el oeste de la plaza, exactamente a dos cuadras de ella. El templo parroquial tuvo cierta importancia y belleza arquitectónica. Como ya indicamos, los segundos en levantar su convento fueron los mismos padres de la orden mercedaria en el año 1575, siendo su fundador conventual el padre Alonso de Traña, iniciando y concluyendo este la obra material y siendo, por lo mismo, su primer comendador.

El templo y convento mercedario ocuparon, entre los años 1575 y 1602, un lugar ubicado en la periferia de la ciudad en un sector que quedaba a la salida del camino a Valdivia al oeste de la ciudad y que cobijaba a una nutrida población o arrabal de indios amigos:

“...Se facilitó esas tareas por su relativo aislamiento...” (Gabriel Guarda, OSB. “Historia Urbana del Reino de Chile”, Pág. 47.)

El templo y convento no contó con ningún tipo bienes patrimoniales activos, ni rentas públicas, ni eclesiales, sosteniéndose este enclave mercedario “...Solo por medio de la gracia divina y la escueta vital caridad y limosna de los reducidos fieles benefactores, padeciendo sus miembros seculares grandes trabajos, mortificación y necesidades...” (Fray Policarpo Gazulla: ”Los Primeros Mercedarios de Chile”, Pág. 357.)

El último comendador del convento Mercedario fue el padre Juan Lezcano, quien cayó en manos mapuches durante el sitio de la cuidad, por el año 1601. El padre Lezcano logró escapar con vida al cautiverio solo después de padecer más de dos años de duros trabajos y pesares. Al momento de recobrar su libertad se reintegró nuevamente al cumplimiento de sus servicios religiosos instalándose al norte del Bio Bio:

“...Llamóse este religioso Fray Juan Lezcano, quien después de 25 meses, con asombro de los que le habían llorado muerto, le salvó Dios libre...” (Fray Policarpo Gazulla: "Los Primeros Mercedarios en Chile”, Pág. 406.)

Por medio del análisis del mapa de Tomás Guevara -1902- y Körner -1903- podemos concluir que este convento cobijó además el cementerio de la ciudad. El convento y templo mayor de la orden mercedaria, existieron en el lugar que hoy ocupan los sitios particulares Nº 146, 164, 170, y 220, en la actual calle Isabel Riquelme.

En octubre del año 2004, visitamos el área de este sitio arqueológico junto a un curso de Antropología de la Universidad Católica de Temuko. El grupo de alumnos estaba a cargo de la Arqueóloga Sra. Ximena Navarro Harriet; constatando todos los presentes la apreciación de los vestigios de ladrillos tejas y restos de cerámicas fraccionadas como también de vestigios orgánicos calcinados.



Los Dominicos:

En cuanto a la orden de Santo Domingo, podemos decir, que fue la última institución religiosa en establecerse en la ciudad por fines de la década de 1570, y por lo mismo, le correspondió un lugar aun más retirado del centro cívico, pero encuadrado dentro del radio urbano de la ciudad colonial. La orden se instaló a la salida del camino que llevaba hacia el boquete cordillerano y que nacía en la ribera del lago, al este de la ciudad, a cinco cuadras de la plaza colonial.

Igualmente, los terceros en emplazar su convento fueron los padres Dominicos; esta fundación se comenzó a principios del año 1580. La iglesia y convento se terminaron de construir definitivamente con la rectoría del padre Pedro Beltrán, por fines del año de 1580, siendo este su primer prior. Para los años en que fue arrasada la ciudad prestaban sus servicios en el convento el padre Bustamente, fray Diego de Obando y el hermano lego Sebastián de Villalobos; los dos últimos murieron de hambre en el sitio de la ciudad. Fray Pedro Bustamante murió trágicamente en un enfrentamiento contra los mapuches. (José Eyzaguirre: “Historia Eclesiástica, Política y Literaria de Chile”, Tomo I, Pág. 110.)
El convento de la orden de los Dominicos ocupó el área del sitio en que en la actualidad cobija el Balneario del Banco Estado de Chile, a 80 mts al suroeste de las esquinas de calle Aviador Acevedo y la Avenida Costanera. Según las crónicas la construcción tuvo cierto carácter arquitectónico de grandes proporciones, artísticas líneas y hermosa opulencia. Además, el testimonio de fray Pedro de Salvatierra, provincial de la orden de los Dominicos por el año 1607, agrega que “...El templo era de gran belleza y líneas muy sinuosas...” (José Toribio Medina: Colección de Documentos Inéditos para la Historia de Chile, Primera Serie, Tomo XXVII, Documento Nº V.)

Todo indica que el primer religioso que pereció en lo que fuera el prolongado sitio y destrucción de la Ciudad Rica fue un clérigo llamado Cristóbal Coronel, perteneciente a la orden de los dominicos, cuyo convento, según los mapas coloniales, correspondía a una importante construcción o edificio ubicado al suroeste de la ciudad y que figura un poco apartado de la Cuadra Fuerte que construyera el capitán Bastidas frente a la plaza de armas:

“ ...Quedaron los contrarios por señores
de la ciudad haciendas y campaña
soberbios, iracundos vencedores
humildes y vencidos los de España.
Robaron ¡OH sacrílegos traidores!
los templos, y con grande furia y saña
a fray Cristóbal Coronel mataron...”
(Diego Arias de Saavedra: “Purén Indómito.” Canto XII.)

Diego de Rosales también hace referencia a la muerte de este fraile de Santo Domingo y la señala como una de las primeras bajas hispanas en el primer asalto a la ciudad el 25 de noviembre de 1598:

“...Saquearon la ciudad sin contradicción y luego le pegaron fuego, llorando las pobres señoras de ver abrasarse sus casas y al enemigo hecho señor de sus haciendas y alhajas. Mataron en esta ocasión los enemigos a un Fraile de Santo Domingo, que aunque el Capitán había mandado, que toda la gente se retirara al fuerte dio en estarse orando en su convento...” (Diego de Rosales: “Historia General del Reino de Chile.” Tomo I, Pág.701)


-Actividad eclesiástica rural en la Villa Rica:

Las Doctrinas: Las doctrinas tenían como objetivo el auxilio religioso y la conversión del aborigen a la vida cristiana; además de inculcarle a este, “los valores éticos y morales civilizados.” En esta gran cruzada evangelizadora colonial tomaron parte activa las autoridades eclesiásticas en conjunto con las autoridades públicas de la corona.
Las doctrinas consistían en capillas dispuestas en las zonas rurales y que tenían por objetivo impartir en ellas la catequesis y formación moral de los indígenas tributarios. Las tareas de evangelización eran encomendadas a un religioso denominado "Padre Doctrinero" quien debía rendir cuentas de su apostolado al obispo correspondiente a su jurisdicción.

En Villa Rica, la primera doctrina se organizó en 1557, bajo el gobierno eclesiástico de fray Antonio de San Miguel, obispo de la Imperial. Los titulares o encargados de realizar la misión doctrinaria fueron los padres mercedarios bajo la dirección de fray Tomás de Mayorga. Los mercedarios estuvieron a cargo de las doctrinas de La Rica hasta mediados de 1589, año en que el entonces obispo de la Imperial, fray Agustín de Cisneros, reemplazó a los religiosos por clérigos a cargo de la catequesis y formación moral. (Fray Pedro Nolasco Pérez: "Historia de las Misiones Mercedarias en América". Pág. 434 a 438.)


En 1576 los padres franciscanos de la Villa Rica fundan una nueva doctrina en las proximidades del lago Nawelwapi -actual Bariloche, República Argentina-, para lo cual se enviaron tres misioneros franciscanos villarricanos para su sustentación. (Roberto Lagos O.F.M: "Historia de las Misiones del Colegio de Chillán". Págs. 42 a 44.)

Para el año 1590 la Villa Rica contaba con 5 doctrinas distribuidas en la extensión geográfica de su corregimiento; doctrinas que eran asistidas por un religioso dominico y cuatro sacerdotes misioneros.

Los encomenderos también se vieron vinculados activa y directamente en el mantenimiento de la labor de las doctrinas y la educación de los indígenas a su cargo. Un testimonio arqueológico de esta responsabilidad misionera de los encomenderos de la Villa Rica, lo representa el estudio realizado en el año 1991 por el arqueólogo don Américo Górdon en la encomienda fortificada denominada “Casa Fuerte Santa Sylvia", en el sector Kaburgua - Wife, al interior de Pukön. En este sitio histórico, la capilla de la encomienda ocupó un lugar privilegiado en la disposición del asentamiento hispano colonial estudiado. Los vestigios arqueológicos indicaron que las capillas de encomiendas o doctrinas, en la época colonial, eran utilizadas como mausoleos familiares. Bajo los vestigios de la capilla de la encomienda fortificada “Santa Sylvia”, objeto del estudio, se hallaron vestigios de enterratorios tanto de hispanocriollos como de indígenas, supuestamente de mapuches preeminentes, longkos o lideres de los denominados “indios amigos” o ”indígenas tributarios”.

El estudio final desarrollado por Górdon, arrojo la existencia 5 enterratorios dentro de la capilla de la encomienda, de los cuales, cuatro osamentas correspondían a españoles y la restante a una mujer Indígena. (Américo Górdon: “La Casa Fuerte Santa Sylvia. Excavación de Sondeo.1991.)

Los Jesuitas y su incursión misionera a la Ciudad Rica:

La orden de la compañía de Jesús, fundada por el capitán de caballería don Ignacio de Loyola, llegó a Chile a solo fines de la conquista, en abril de 1593, fundando su casa matriz en Santiago la que también contó con un colegio. Los jesuitas no efectuaron ninguna otra fundación en el Reino de Chile, siendo su casa matriz de Santiago el punto neurálgico desde el cual se proyectaban todas sus actividades misioneras. Los jesuitas arribaron al área de la Villa Rica entre los años 1595 y 1597, durante el desarrollo de una incursión evangelizadora de importancia proyectada por la orden hacia el sur del territorio del Reino de Chile, que por aquella época incluía las pampas patagónicas. La incursión evangelizadora jesuita al área de la Ciudad Rica fue dirigida por el padre Hernán de Aguilera y el hermano Miguel de Teleña.

Los religiosos jesuitas destacaron positivamente entre los indígenas, quienes los acogieron afectuosamente manifestándoles su confianza, respeto, aprecio y amistad; empatía mutua que finalmente llevó a descubrir, a los misioneros, un profundo resentimiento de los naturales ante las actividades abusivas de los cristianos españoles. En retribución a las atenciones materiales y auxilios espirituales, el mapuche denominó cariñosamente a los padres jesuitas con el término “Kuripatiru”, por su hábito de color negro que los distinguía de las demás ordenes coloniales.
Así, los jesuitas en La Rica, también se transformaron en la voz de los reprimidos denunciando, los misioneros de esta orden, las actitudes irreverentes y prácticas nocivas al gobierno central y a la cúpula episcopal. Denuncias sociales que finalmente terminarían precipitando la expulsión de los “Kuripatiru” o “padres de negro” de los territorios de Chile en el siglo XVII.

INTERACCION SOCIOCULTURAL EN LA VILLA RICA:
Como ya mencionamos, con la fundación hispana de la Villa Rica en el área del lago Mallowelafkén, en abril de 1552, se da origen al período histórico local del cual emergen tres principales tipos de habitación de grupos humanos con sus posteriores legados y testimonios de carácter histórico culturales que podemos encontrar en la Villa Rica actual:
a) Los asentamientos hispanos conformados por la ciudad, encomiendas, fuertes y fortines.
b) Los asentamientos de indios amigos consistentes en aldeas, arrabales, fuertes, fortines y "pueblos de indios".
c) Finalmente, los reducidos sitios de los denominados "indios de guerra" o alzados; materializados en reductos de tipo bélico correspondientes a fuertes y fortines; emplazamientos que fueron erigidos durante el período bélico colonial de Villa Rica que se extendió por medio siglo, entre 1552 y 1602.
Tipos de interacción socio-cultural colonial: Los naturales del área de La Rica colonial interactuaron con los españoles de dos maneras:
a) La forma de interacción cultural integrada y amistosa manifestada en el mantenimiento de vínculos sociales de carácter comercial, laboral y religioso. Este tipo de interacción amistosa dio origen a un tipo social denominado "indios amigos o de paz"
b) La interacción hispano - mapuche violenta o bélica que se originó por la resistencia al sometimiento extranjero que dio origen al hostigamiento militar permanente o esporádico dirigidos a centros y focos de origen español y llevados a efecto por los mapuches beligerantes o sublevados, los que dieron origen al tipo social colonial disidente denominado "indios de guerra o alzados”.
RADIO URBANO Y DENSIDAD DE LA RICA COLONIAL:
"...Por abril en adelante poblé la Villa Rica, que es por donde se ha de descubrir la mar del norte: Hice cincuenta vecinos, todos tienen indios...” (Pedro de Valdivia al Emperador Carlos V; 26 de Octubre de 1552.)

De los 50 vecinos que instalara Pedro de Valdivia en la nueva fundación denominada "La Rica”, en abril de 1552; podemos afirmar que este número de vecinos se vio más que triplicado con el correr del tiempo. Afirmamos este antecedente citando a López de Velasco, quien en el censo de 1575 registra a la Ciudad Rica con la asignación de 120 vecinos y 12.000 "indios tributarios" (Gabriel Guarda: "Historia Urbana del Reino de Chile". Pág. 35. y Patricia Cerda Hegerl: ”Las Fronteras del Sur.” Pág. 34.)

La antigua Ciudad Rica contó inicialmente con doce cuadras en su planta urbana, las que al igual que su población, se vieron acrecentadas con el paso de los años. Así, la ciudad y sus habitantes, al correr medio siglo de fundada, logró ser un centro urbano de gran importancia en el Reino de Chile de la conquista.

Diego Arias de Saavedra:

La primera descripción del entorno geográfico y extensión urbana de la antigua Ciudad Rica la encontramos, de manera poética y sucinta, en la obra épica “Purén Indómito” del capitán y escritor colonial don Diego Arias de Saavedra; quien fuera vecino de la Villa Rica por algunos años y que posteriormente se traslado con su hacienda a la ciudad de La Imperial, de donde prevenidamente evacuó a los suyos hacia el norte; acertada decisión que efectuó a la luz de los primeros atisbos y rumores del eminente alzamiento mapuche de fines de 1598.
La calidad de vecino de La Rica del aludido literato hispano, lo sitúa como contemporáneo de los últimos años de la ciudad, y por tanto, esto nos induce a considerar su información como de primera fuente, y por ende, su breve descripción es un valioso testimonio que podría aproximarse a un antecedente de razonable veracidad:

“...Aquesta Ciudad Rica esta poblada
cerca de una laguna caudalosa,
de montes altos y árboles cercada,
Que fuera della apenas se ve cosa;
Esta una casa de otra algo apartada,
La ciudad prolongada y espaciosa,
Y ciento veinte y dos vecinos no cabían
En cuarenta y tres cuadras que tenían...”
(Diego Arias de Saavedra: “Purén Indómito.” Canto XII, Estrofa 918.)

A la luz de la información, aportada por la estrofa anterior, se rescata el detalle en que Arias de Saavedra atribuye a la ciudad 122 vecinos; ahora, considerando una familia promedio, por parte baja, de 5 o más integrantes, nos evidencia a priori, una hipotética población hispanocriolla fácilmente superior a las 600 almas que dieron vida a la ciudad colonial. El autor indica, igualmente, la existencia de 43 cuadras que divididas, según la ordenanza legal de la época, en cuatro solares cada una podríamos atribuir, teóricamente, la existencia de una infraestructura de más de 80 casas o edificios de carácter urbano que dieron forma y extensión a la antigua Villa Rica.
Consideramos la información de Arias de Saavedra de indiscutible importancia; sin embargo, las crónicas y descripciones referentes a las ruinas y restos de equipamientos urbanos posteriores al siglo XVI, igualmente, arrojan más detalles para así dar estructura al planteamiento de la tesis correspondiente a la densidad y urbanismo de la antigua población; detalles e hipótesis que expondremos y evaluaremos metódicamente en las páginas siguientes.


Guillermo Döll:

El profesor don Guillermo Döll, que fue parte de la comitiva que acompaño al Teniente Coronel de las Guardias Nacionales don Ignacio Agüero, que el 18 marzo de 1848, y por orden del Ministerio del Interior, llevo a cabo la “Toma de posesión simbólica de las ruinas coloniales de La Rica”. Durante la materialización de este histórico acontecimiento, Guillermo Döll, efectuó una relación de los hechos y una descripción de las ruinas de La Rica; el profesor Döll es quien nos entrega la primera importante descripción de la planta urbana de la antigua población colonial en lo que respecta al periodo republicano:

“...El examen de la planta les permitió verificar que sus calles habían corrido de norte a sur y de oriente a poniente y que una arteria se alargaba por espacio de unas 8 cuadras, debió ser la principal; también dieron con dos recintos con todas las trazas de haber sido antiguas fortificaciones; una en el sector sur, cruzada por un estero; y la otra, en el sector oeste, con restos de un edificio que talvez correspondió a una iglesia...” (Carta del Profesor Guillermo Döll: Fojas 29 y 30 documento citado por don Guillermo González Díaz en su obra “Villa Rica, Historia Inédita”. Pág. 232.)

-Documentos cartográficos:

Guevara, Körner y Subercaseaux::

A la luz del mapa de las ruinas de la planta colonial de la Ciudad Rica, levantado por Tomás Guevara el año 1902, la ciudad contaba con seis cuadras de largo por ocho de ancho. Según el mapa levantado por orden del coronel Emilio Körner y materializado por Otto Gudenschwager en 1903, la ciudad contaba con seis cuadras de largo por siete de ancho.

Los antecedentes de Guevara y Körner adolecen de la notable desventaja de haber sido levantados después de ser impactado y removido el suelo por parte de los colonos de principios del siglo XX. Por esto mismo, en nuestra apreciación particular, creemos que el antecedente de expansión urbana más fiable nos la entrega el Sargento Mayor, don Francisco Antonio Subercaseaux, que fuera parte presencial del primer arribo a las ruinas, previo a la tercera refundación de Villa Rica en enero de 1883.

Francisco Antonio Subercaseaux, al observar el suelo que cobijaba las ruinas, sin presentar este ninguna alteración de parte de los colonos, nos entrega una visión más amplia y fidedigna de la verdadera extensión urbana de la población colonial. Subercaseaux expone en su texto “Memorias de la Campaña de Villa Rica” que la ciudad tenía una dimensión que correspondía exactamente a 16 cuadras de largo por 10 de ancho:

“... Algunas calles abriéndose; una de las cuales, extendiéndose de oriente a poniente, mide 16 cuadras y 10 metros de ancho. Otra transversal tiene menos dimensiones contando con otras 10 cuadras...” (Francisco Subercaseaux: ” Memorias de la Campaña de la Villa Rica.” Pág.36.)

La disposición de medidas urbanas de la época colonial consideraba como base la “traza”, que equivalía a una manzana de 138 varas castellanas por lado, “sin incluir calle y vereda”, cuya longitud actual aproximada equivale a unos 120 a 125 metros por cuadra. Cada manzana se dividía en cuatro terrenos de aproximadamente 60 a 65 metros por lado y que cobijaban un solar particular cada uno. Finalmente, las arterias o calles correspondían a dimensiones aproximadas de 8 a 10 metros de ancho.

Con toda la observación de las disposiciones de protocolo de fundación y ordenanzas urbanas castellanas de la época, que Pedro de Valdivia y sus lugartenientes aplicaron en la conquista de Chile, nos atrevemos a señalar que, la ciudad habría contado, aproximadamente, con la siguiente extensión o radio urbano:

-10 cuadras de norte a sur más 5 calles, que corresponden, aproximadamente, a 1.250 metros de ancho.
-16 cuadras de este a oeste, más 8 calles, equivalentes, aproximadamente, a 2.064 metros de largo.

Las medidas anteriores, analizadas y proyectadas hoy en día, ocuparían la actual ciudad, aproximadamente, desde la ribera del lago hasta calle Pedro León Gallo, de norte a sur. De oriente a poniente, desde calle J.M.Carrera, hasta las dependencias del Balneario del Banco Estado de Chile, ubicado en Avenida Pedro de Valdivia esquina calle Colo Colo.


-Extensión urbana extraoficial:

Sin embargo, los vestigios arqueológicos indican una proyección extensa hacia el oriente y poniente, alcanzando, incluso, hasta las dependencias del actual Hotel Kolping en calle Isabel Riquelme por el oeste y de manera más uniforme y continua hacia el actual camino a Pukön, por el este; pues incluso, hemos identificado cimientos y restos de construcciones coloniales en el sector de calle Saturnino Epulef en los sitios pertenecientes al Sr. Eduardo Negroni y Sr. Washington López. También en la ex ”pampa del lago”, en el área que actualmente ocupa la tienda "Sodimac Constructor", sitio ubicado igualmente en calle Saturnino Epulef: En este lugar se encontró una placa conmemorativa escrita en latín y que recordaba la visita del obispo de La Imperial, Antonio de San Miguel en 1577, pieza arqueológica que pertenece hoy a la Diócesis de la Araucanía; y en octubre del año 2003, por medio de un estudio arqueológico preliminar de la Comisión Técnica de Monumentos Nacionales, se estableció que el “Sitio Sodimac” correspondía al lugar en que funcionó la antigua fabrica española de cerámicos, ladrillos y tejas. (Arqueólogo José Saavedra: “Informe Técnico del Sitio Arqueológico ‘Sodimac Constructor`, Villa Rica - Octubre de 2003.”)
Referente a los vestigios arqueológicos españoles que existen en las inmediaciones del área que cobijara el antiguo emplazamiento urbano colonial, presumimos que estas construcciones que estuvieron situadas tan alejadas del centro cívico de la ciudad, debieron comprender un conjunto de casas quintas de particulares o probablemente arrabales de Indios Amigos, o bien a emplazamientos habitacionales de auxiliares domésticos, como lo eran los negros y los sambos.
La proyección extraoficial anterior, se aproxima a las medidas de extensión urbana que señala don Juan Antonio Subercaseaux, en su texto “Memorias de la Campaña de la Vila Rica” a fines del siglo XIX; información historica, a la luz de las ruinas coloniales, que indica que la ciudad hispana contó con “16 cuadras de largo por 10 de ancho”.

DESCRIPCION GEOGRAFICA Y ARQUITECTONICA DE LA RICA COLONIAL:

Padre Miguel de Olivares:

El padre jesuita Miguel de Olivares, visitó el área de la Villa Rica por fines del siglo XVIII. Olivares inspeccionó con sumo detalle las ruinas de la planta de la ciudad, destacando además la imponente belleza del entorno natural: Comienza su descripción admirando la naturaleza, el lago y su isla, el río Toltén, las montañas, el volcán, los arroyos que cruzaban la ciudad. Finalmente remata su copiosa descripción con un breve catastro de ruinas de edificios coloniales, dejando así un breve, pero importante registro de las características urbanas de los emplazamientos hispanos del siglo XVI ubicados al sur del Bio Bio. Va aquí el testimonio que nos legó el padre Miguel de Olivares:

“... De aquí destacó el gobernador Valdivia a Jerónimo de Alderete con sesenta hombres pera que fundase cerca de la cordillera, como fundó por noviembre de 1552 (Sic.), una población a la cual llamo Villa Rica en 39 grados de latitud Austral, distante de la gran cordillera y del famoso volcán que tomó el nombre de la misma Villa, a siete leguas della. El asiento de la fundación es una campiña espaciosa y amena inmediata al desagüe del río Toltén que sale de un lago de 16 leguas de circunferencia, a la cual por su grandeza llaman los indios en su idioma Lafquén, que significa mar. Tiene este lago un montecillo en medio, tal como los mitologistas describen al Bindo de la laguna Aganipe: Su base es perfectamente circular, y sube en la misma forma de circulo cada vez menor, según se va elevando, hasta rematar en punta, y esta todo el hermoseado de yerbas y flores. Las aguas del lago en que habitan innumerables peces, son comúnmente mansas y fáciles de navegar, aunque a veces se encrespan, y levantan tumultuando sus cristales al violento soplo los vientos, contra cuyo imperio no tiene alguna defensa. Las tierras que caen al norte de esta laguna, son montuosas y silvestres; mas no tanto las que caen al sur, y entre sur y oriente, son mas llanas y desembarazadas, y así están bien cultivadas, pobladas de habitadores y llenos de numerosos atos de ganado. Del asiento de la ciudad hacia la parte del oriente, hay un recuesto que va bajando moderadamente, según se acerca a la laguna, y del en ella desaguan seis o siete gruesos arroyos que están en casi igual distancia unos de otros, y manifiestan por la semejanza y rectitud de su cause ser hechos a manos. Al notarlos no se ofrece otro pensamiento, sino que fueran acequias de otros tantos molinos de oro o de pan. De una suerte o de otra manifiestan que la ciudad fue rica o populosa; y esto ultimo se conjetura bien de sus ruinas que hemos registrado cuidadosamente y con reflexión a la corta vida de todas las cosas humanas y que también mueren las ciudades como los hombres. Se distinguen por sus sitios y medidas, la plaza, el castillo, la matriz, dos casas grandes, al parecer de regulares; otros edificios también grandes para gente rica y principal, y otros menores para el pueblo menudo...” (Padre Jesuita Miguel de Olivares: “Historia Militar, Civil y Sagrada de Chile.” Tomo IV. Cáp. XIV. Pág. 137.)
Hispana” de Antonio Sahady V.
-Construcciones, edificios y áreas públicas:
Continuando con la breve descripción arquitectónica anterior, efectuada por el jesuita Olivares, incluimos un registro del equipamiento urbano y edificios públicos y particulares que existieron en La Rica entre los años de 1552 y 1602. Citamos, para esto, algunos antecedentes que recopiló y publicó don Santiago Lorenzo en un articulo intitulado “Las Ciudades Chilenas” texto que fue redactado con base en su conocida e interesante obra intitulada “Las Ciudades de Chile” (Editorial Andrés Bello, Santiago, 1983.)
Con el auxilio del documento bibliográfico aludido, más la suma de otras fuentes históricas, se puede concluir que a la antigua Villa Rica se le atribuyen oficialmente las siguientes construcciones y obras urbanas coloniales:
-Dos Fuertes y un Cuartel General o Capitanía. ( Dcto. Cartográfico: Emilio Korner - Otto Gudenschwager, 1903.)
-Una Cuadra Fuerte de seguridad general. ( Diego Arias de Saavedra. Purén Indómito. Canto XII. Pág. 231.)
-80 casas de particulares. ( Dcto. Cartográfico, Tomás Guevara, 1902.)
-Hospital “Santa María de la Gracia.” Obra Pía, fundado en 1575 por fray Antonio de San Miguel, Obispo de la Imperial. (Mosaico Histórico de la Villa Rica, Pág. 05.- Santiago Lorenzo. Las Ciudades de Chile. 1986.)
-Hospital para Indígenas. Fundado en 1582, por el vecino Pedro Aranda de Valdivia. (Pérez García. Protocolo Eclesiástico de la Imperial. Archivos de Concepción. Araucanía Misional Nº 67, Pág. 23.)
-Dos Escribanías: Pública y de Número. (Santiago Lorenzo Ob. Cit.)
-Casas de Regulares. (Ibidem.)
-Casas de Quintos. (Ibidem.)
-Ejidos. Cabildos. Corregimiento. (Ibidem.)
-Cárcel o Presidio. (Guillermo González. Villa Rica, Historia Inédita. Pág. 94, Nota Nº 158.)
-Fábrica de lienzos. (Inaugurada en 1573, G. González. Ob. Cit. Pág. 146.)
-Industria de cecinas. (G. González. Ibidem.)
-Fundición minera y casa de moneda. (G.González Ob. Cit. Pág.150; P. Treutler. Andanzas de un Alemán en Chile. Pág. 268.)
-Fábrica de cerámicos, ladrillos y tejas. (José Saavedra: Informe Técnico Arqueológico, Oct. 2003. - G. González. Ob. Cit. Pág.146.)
-Fábrica de artefactos de greda. (G. González. Ob. Cit. Pág. 150.)
-Parroquia o iglesia matriz: Con advocación a Santa María Magdalena. (Córdoba y Figueroa. Historia de Chile. Pág. 63.)
-Tres templos o iglesias mayores: Franciscano, Dominico y Mercedario. (Córdoba y Figueroa. Ob. Cit.)
-Tres conventos: Dominico, Mercedario y Franciscano - Este ultimo con advocación a Santa. María de las Nieves, fundado en 1574.- (Vicente Carvallo Goyeneche. Descripción Histórica y Geográfica de Chile. Tomo II. Pág. 186.)
-Cinco capillas: Doctrinas Mercedarias. (Fray Pedro Nolazco. Historia de las Misiones Mercedarias en América, Pág. 434 - 438.)
-Una ermita en honor a San Sebastián. (Obra Pía; Fundada por el vecino Juan de Almonacid, año 1567. Mosaico Histórico de Villa Rica, Pág.16.-Pérez García. Protocolo Eclesiástico de la Imperial. Archivos de Concepción. Araucanía Misional Nº 67, Pág. 23.)
-Un arrabal de indios amigos. (Gabriel Guarda. Historia Urbana del Reino de Chile. Pág. 47.)
-Dos molinos de harina. (Juan Antonio Subercaseaux. Memorias de la Campaña de Villa Rica. 1881-1883.)
-Cinco molinos auríferos. (Restos arqueológicos en analogía con la información de John Lee Schmidt y Francis Cole, año 1858. Doc. Epist. Trumbull / Vicuña Mackenna. La Edad del Oro en Chile. Pág. 54 - 55.)
-Un embarcadero. (Teniente Coronel Ignacio Agüero - Profesor Guillermo Döll. 14 de Marzo de 1848. Doc. Epist. Fojas 31-32.)
-Paseo del lago. (Diego de Rosales. Histórica Relación del Reino de Chile. Pág. 426.)
-Un pretil: Murete o muelle público “que ordenado como lozas a la orilla del lago servía para lavar.” (Diego de Rosales. Ob. Cit. Pág.426.)

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