jueves, 28 de junio de 2007

Villa Rica.

ANTECEDENTES GENERALES DEL ÁREA ADYACENTE AL LAGO MALLOWELAFKÉN Y VOLCÁN RUKAPILLÁN:
-El patrimonio cultural: ¿Cómo se forman las culturas? ¿Cómo progresan y se consolidan los pueblos? Estas dos sencillas preguntas manifiestan el lúcido intento por establecer el pasado de un grupo humano o comunidad determinada; aspectos que reflejan la permanente inquietud de saber quienes somos y que lugar ocupamos en el contexto global de la evolución y desarrollo de la humanidad. Analizando la prehistoria sudamericana y la historia de nuestra patria, podemos decir que el área de Villa Rica se nos presenta con un patrimonio cultural privilegiado: El suelo de la Villa Rica cobija el oculto mensaje de un pasado prehistórico, etnocultural mapuche e histórico hispano colonial de importantísimo valor; aspectos de interés actualmente desconocidos, olvidados o simplemente ignorados; información que hemos querido re-descubrir prevaleciendo, con esto, la tradición ancestral y la memoria histórica local.
Existen ciudades emplazadas en territorios estériles históricamente y que se presentan, además, como centros urbanos que cuentan con reducidos antecedentes prehistóricos, históricos y etnoculturales. Afortunadamente este no es el caso de nuestra Villa Rica, que constituye una de las más antiguas ciudades fundadas en América, y por ende, uno de los primeros centros urbanos de Chile; aspecto de verdadera importancia patrimonial cultural, si consideramos que los hispanos conquistadores, generalmente, establecieron sus colonias en los mismos lugares en que existieron asentamientos prehistóricos o antiquísimos pueblos o poblados indígenas; así, podemos descubrir que los suelos de Villa Rica fueron de estratégico interés en la subsistencia vital arcaica durante el Periodo Precolombino; económico-militar durante la Conquista de Chile, y de consolidación del dominio-anexión en el desarrollo de la “Pacificación de la Araucanía” a fines del siglo XIX. Considerando estos tres factores anteriores, nuestra ciudad se nos presenta con un amplio horizonte inmemorial que, hasta nuestros días, aún continúa descubriéndose y estructurando. Una parte resumida de aquellos antecedentes prehistóricos, cultura etnográfica, e historia colonial y republicana de Villa Rica, es la que exponemos en este capítulo.
Por último, debemos destacar que para el desarrollo de los aspectos etnográficos mapuches transcribimos el mapud’ungu, o lengua mapuche, observando la toponimia local a la luz de los textos filológicos oficiales. Por tanto, no es de extrañar, que el área de Mallolafquén o Mallohuelafquén en estas líneas sea citada, en su contexto arcaico, como Mallowelafkén, o Huincacara como Wingkakara; Putue como Wampotue; Calfutúe como Kallfutuwe, o Curarrehue como Kurarewe; etc. obedeciendo con esto al verdadero sentido etimológico - estructural de la palabra autóctona, siendo fieles a los actuales procesos de escrituración de la fonética mapuche originaria vigente, como lo son el Sistema Unificado y el Grafemario Raguileo. En el contexto de la lengua castellana, escribiremos “mapuche” en singular y “los mapuches” en plural; evitando con esto el tratamiento del término “Los Mapuche” citado y difundido en otros trabajos de investigación. Igualmente, en cuanto al nombre de nuestra ciudad, nos referiremos a esta, indistintamente, como La Villa Rica, La Ciudad Rica o simplemente La Rica; adhiriéndonos, con esto, a las denominaciones históricas coloniales utilizadas en el ámbito social, político-administrativo, eclesial y militar registradas en la documentación oficial y oficiosa del Reino de Chile del siglo XVI.
PREHISTORIA DE LA VILLA RICA:
-El remoto pasado en el área del lago Mallowelafkén y volcán Rukapillán:
Geología terrestre:
La historia de la geología terrestre posee una data científica que registra una edad aproximada de 4.600 millones de años. Durante este extenso periodo cronológico nuestro planeta registró innumerables procesos geomorfológicos como resultado de distintos desarrollos de etapas de tiempos geológicos.
La remoción de la primaria corteza Protenozoica, causada por movimientos Chánicos y Godwánicos, generaron la separación de los continentes hace unos 1.165 y 1.907 millones de años, dando forma a la Cordillera de los Andes durante el periodo Devónico; es decir, hace unos 420 a 380 millones de años. La formación de la Cordillera de los Andes habría tardado, aproximadamente, unos 100 millones de años, presentando su ultima adhesión de corteza durante el periodo Paleozoico, hace unos 300 a 280 millones de años.
En lo que respecta al marco geológico del relieve montañoso del territorio de la Araucanía y Centro Sur de Chile, podemos destacar que la orografía de la Cordillera de la Costa y las cadenas montañosas que existen entre los paralelos 34º y 45º presentan registros de vestigios de la Edad Carbonífera, lo que hace especular que su formación se generó a raíz de movimientos geotectónicos, registrados hace unos 300 a 250 millones de años durante el contexto geológico del Triásico Medio y el Terciario Inferior de la era Paleozoico. La consolidación definitiva del relieve montañoso regional local se establece entre 250 y 210 millones de años de la escala geológica.
Como ultima gran etapa de conformación y definición geográfica terrestre se distingue el Periodo Glacial, que se originó planetariamente hace unos 3 millones de años. Posteriormente, hace unos 27.000 y 12.000 años, debido al paulatino retiro de los hielos, la superficie terrestre local comenzaría a definirse lentamente en un proceso que duraría decenas de milenios. Medidos en unidades de tiempo geológico estas etapas de consolidación de geomorfosis se incluyen dentro del periodo Cuaternario de la era Cenozoico; es decir, entre 1,6 y 00,1 millones de años.
Volcán Rukapillán; Periodo Geológico Pleistoceno:
La incipiente actividad dinámica del núcleo planetario, manifestado a través de actividades geotectónicas, generó el constante roce o fricción de las placas terrestres en el periodo Pleistoceno. La fricción de placas causó una enorme liberación de energía de fuerzas centrífugas internas que elevaron porciones de la superficie terrestre, generando procesos de alteración del relieve que estructuraron las cadenas montañosas adyacentes a la ya presente Cordillera de los Andes. A fines del caótico Periodo Pleistoceno se registra la aparición de la chimenea y cono del volcán Rukapillán o Villa Rica, los cuales se habrían generado y estructurado hace aproximadamente unos 500.000 años.
El Volcán Rukapillán se formó a través de la subducción de la Placa de Nazca con la Placa Sudamericana o Continental, por medio de un movimiento llamado “de convección”, originado en el centro de la tierra; estas placas se friccionaron provocando fisuras o grietas en la placa Sudamericana, las cuales fueron aprovechadas por la fuerza cientrífuga del magma que emanó a la superficie por dos estructuras caldéricas traslapadas, ambas con cráteres. Junto a la conformación inicial del volcán Rukapillán, aparecieron también otras calderas traslapadas que finalmente derivaron en la existencia de los volcanes Llayma (3.125 mts.) ; Lonkimay (2.890 mts.) ; Ketropillán (2360 mts.) ; Lanín (3.117 mts.) y Choswengko (2.415 mts.)
El magma emanado por las dos calderas traslapadas del naciente Rukapillán se solidificó permanentemente, formando estratos o “capas” que finalmente estructuraron el edificio de un pequeño cono que presentaba un tipo de erupción denominada Estromboliana; es decir, que se manifestó con bastante fluido de lava de tipo basáltica, rica en hierro y níquel; material ígneo que al solidificarse una capa sobre otra, a través de milenios, conformaron finalmente un macizo activo correspondiente a un gran edificio cónico compuesto o estrato volcán, formado por capas geológicas magmáticas solidificadas superpuestas que alcanzaron 2.847 mts de altura sobre el nivel del mar.
El imponente volcán Rukapillán, además de sus 2.847 mts de altura, posee un cráter de 200 mts de ancho que presenta un lago de lava de 1.250 ºC con exposición de fumarolas permanentes; la base de su edificio cónico es de, aproximadamente, unos 35 a 40 kms. de diámetro, extructura que presenta un glaciar de 40 kms. cuadrados (8 kms. cúbicos) que constituyen una superficie total general de 400 kms. cuadrados. La vida activa de un volcán se estima entre 2,5 y 3 millones de años, considerándose al gran Rukapillán o cono activo del Villa Rica, de solo 500. 000 años, como un volcán relativamente joven.
El cono del Villa Rica actualmente es considerado como el segundo volcán más activo de América -después del volcán Lascar, situado en el norte de Chile- y es catalogado técnicamente como una chimenea central o “ventana” que conecta a la cámara magmática con la superficie a través de la fractura de la corteza terrestre denominada “Cinturón de Fuego del Pacifico”, corteza que integra a los volcanes existentes desde Alaska hasta Tierra del Fuego y desde las Aleutianas a Nueva Zelanda, pasando por Japón e Insulandia. El Volcán Villa Rica cuenta con 59 erupciones históricas registradas; las más importantes se desarrollaron durante los años 1558, 1575, 1640, 1647, 1675, 1751, 1775, 1822, 1869, 1874, 1876, 1883, 1894, 1908, 1929, 1948-49 (con 50 víctimas), 1963-64 (25 víctimas), 1971-72 (30 víctimas) y 1984-85. Las últimas manifestaciones de actividades de alto riesgo se desarrollaron entre 1997 y 1998 las cuales, gracias a la liberación de energía de otros volcanes de la región del Pacifico Sur, finalmente no desembocaron en una actividad eruptiva propiamente tal.
El volcán Rukapillán, o volcán Villa Rica, ejerció un enorme magnetismo e incidencia espiritual-cosmológica sobre la arcaica etnocultura local. La palabra mapuche Pilláñ o Pillán identifica el AM o energía vital de un pariente o familiar difunto, “espíritu”, “ánima” -Am, Pëllü, Alwe o Alhue- que en su trayecto al Wenumapu, o cielo mapuche, se deposita en algunos elementos de la naturaleza o vaga por el espacio de manera incorpórea, constituyendo esta creencia un importante concepto en la cosmovisión mapuche. En el área de Challupén - Pukura se rescatan antiguas leyendas que describen y reconocen a este volcán como morada transitoria de las almas de los antepasados mapuches, de ahí su nombre originario: Ruka: casa; Pillán: espíritu, espíritus, ánima; Rukapillán: “Casa de los Espíritus”.
Conformación geográfica definitiva; Periodo Geológico Pleistoceno - Holoceno:
La geografía del área cordillerana de la actual Novena Región comienza su formación en el periodo pleistoceno. Para esta era de hielo, iniciada hace unos 3 a 2,5 millones de años, el área de Villa Rica estaba cubierta por extensos glaciares, que posteriormente, con el transcurso de los milenios, darían origen a un solo gran lago o mar interior que estaba compuesto por las actuales cuencas de los lagos Mallowelafkén o Villa Rica, Kaburgua, Koliko, Willipilún, Kalafkén, Panguipulli y Pelleifa. La finalización del último gran periodo glacial o era de hielo se inició alrededor de 27.000 a 25.000 años y finalizó hace unos 12.000 años, periodo en que se desarrolló un paulatino retiro de los glaciares. El retiro permanente de los gruesos casquetes de hielo glaciar generó un trabajo de erosión y meteorización, conocido técnicamente como Gelifracción, provocando un efecto deposicional masivo de sedimentos, teniendo estos un profundo efecto sobre la temprana orografía local presentando, a través de miles de años, continuos lentos cambios geográficos a medida que los hielos de los glaciares avanzaban o retrocedían. El dinamismo, cambios y retiro permanente del hielo, en las denominadas Zonas de Desgaste, establecieron la conformación erosiva o accidentes geográficos de cadenas montañosas ya existentes; seguidamente, el pausado aumento de temperatura planetaria provocó un creciente masivo deshielo que origino el aislamiento definitivo de los grandes lagos, generándose, al mismo tiempo, una rica red hidrográfica tributaria de estos mismos configurándose, de esta manera, nuestra actual geografía y paisaje.
Los enormes cantos rodados, el limo arenoso, partículas arcillosas y otros sedimentos materiales transportados por las aguas corrientes de los grandes deshielos fueron deposicionados en el lecho del lago. Las acumulaciones permanentes de materiales arrastrados hasta la cuenca hidrográfica conformaron depósitos sedimentarios que generaron los actuales abundantes estratos y bancos de arcillas existentes en el Mallowelafkén o lago Villa Rica. Finalmente, con el definitivo retiro y ausencia de los hielos, o casquete glaciar, la capa superficial comenzó a manifestar una mayor abundancia de factores bióticos como las monocotiledóneas, abundante flora, asociación de microalgas, líquenes y musgos que se incrementaron gradualmente, dando paso a la aparición de plantas herbáceas y leñosas menores como madis, quínoas, tucas, quilas y chilcos; hasta posesionarse los grandes árboles como la araucaria o pehuén, coihues, notros, lengas, chauras, nirres y radales; especies que finalmente conformaron extensos bosques templados. La frondosa vegetación aumentó la presencia del hábitat animal que incluía carpinteros negros, choroyes, patos, traros y cóndores; además de lagartos, culebras y lagartijas de cola corta; coipos, chingues, vizcachas, liebres, pudúes, huemules, llamas y guanacos que provocaron la presencia de depredadores como el zorro culpeo y el puma o león americano. La simbiosis y sistema ecológico arcaicos aún perduran hasta nuestros días, presentando reducidas alteraciones debidas a la ausencia de algunas especies que emigraron o se extinguieron.
Lago Mallowelafkén; Periodo Geológico Holoceno, fín de la última etapa Glacial:
En el Periodo Geológico Holoceno, hace unos 12.000 y 11.000 años, el milenario e irreversible derretimiento de los casquetes glaciares generaron el definitivo aislamiento de los lagos, que en un principio formaban una sola gran cuenca hidrográfica o mar interior que abarcaba la zona sureste de la IX región y noroeste de la X región. El último gran glaciar del área de Villa Rica se retiró hacia la cordillera por lo que es el actual valle del río Trankura. La acción de expansión-contracción de los antiguos milenarios glaciares provocó la excavación de amplias cuencas al pulir el lecho de roca y redistribuir los materiales arrancados; posteriormente el derretimiento de los hielos del casquete glaciar del contrafuerte cordillerano generó la existencia de una gran cantidad de agua corriente dispersa que constituyó una rica red fluvial tributaria que fue recepcionada por la cuenca hidrográfica ya existente, la que gracias al limo arenoso y a la impermeabilidad de los depositos o estratos de los abundantes, extensos y uniformes bancos de arcillas presentes en su lecho, generaron el establecimiento definitivo de un gran lago al cual los primeros habitantes llamaron Mallowelafkén, vocablo que en lengua mapuche significa “Lago donde hay greda blanca”. (Mallo: Greda blanca; We, Hue: Lugar donde hay; Lafkén: Lago.)
El Mallowelafkén es un lago de origen glaciar cuyas aguas, ante la posterior total ausencia de los hielos, subieron paulatinamente su temperatura aportando a su entorno una agradable condición de microclima templado; cuenta con una superficie de 170 kms. cuadrados, es decir, 17.300 hectáreas de superficie. Se encuentra a una altura de 230 metros sobre el nivel del mar; su profundidad máxima aproximada es de 236 mts. Posee una pequeña isla o “Pichi Wapi” que los antiguos mapuches llamaron Ayllaküllem, cuya traducción corresponde a “Nueve Lágrimas”, término que finalmente fue difundido como “Aillaquillén”; no obstante, e indistintamente, los actuales habitantes de Villa Rica identifican popularmente a esta isla con el nombre de “El Morro”. Según la tradición mapuche arcaica el lago Mallowelafkén contaría con un Weküfü o entidad protectora identificada como un Ngenko o “Dueño de las Aguas”, espectro o elemental de la naturaleza que es representado como un gnomo anfibio con aspecto de Trauko, de largos cabellos rizados y conocido con el nombre de Shompalwe o Chompawe. (de Chompü: Crespo, rizado; y Alwe: Ánima, espíritu o fantasma.)
Formación del río Toltén:
El gran río Toltén se presentó como desaguadero o drenaje natural del lago Mallowelafkén conformándose su modelado fluvial al mismo tiempo que este, hace unos 12.000 años. Su hoya hidrográfica es de 839.200 metros cuadrados, es decir, unos 8.040 kms. cuadrados. Posee un curso fluvial que recorre 123 kms. de la Araucanía, tributando finalmente sus aguas al Océano Pacífico. Los principales afluentes del Toltén son los causes de los ríos Pedregoso y Allipén, en su ribera norte; y Voipir y Donguil por el sur.
Los antiguos habitantes mapuches conocieron a este río con el nombre de Trolténleufu o Trolténweleufu, que significa “Río en cuya ribera hay cardos”. (Troltén: Especie de Cardo autóctono; We, Hue: Lugar donde hay; Leufu: Río.)
El topónimo Trolténleufu, con el tiempo, sufrió una contracción y deformación, conociéndose finalmente a este río con el simple y españolizado vocablo de Toltén. Las riberas, lecho y torrentes del gran río Toltén, junto a las aguas y playas del lago Mallowelafkén, con el transcurso de los siglos, se manifestarían como una gran fuente de alimentos a través de la pesca y la caza de avifauna; aspecto que se presentaría como factor decisivo en el futuro poblamiento de esta área geográfica. El cause de este río constituiría, en la época de diferenciación étnica, la frontera cultural entre mapuches y williches: Los mapuches se instalarían entre los ríos Cautín -o Kagtén- y río Toltén; por otra parte los williches dominarían el territorio comprendido desde la ribera sur del Toltén hasta el Golfo de Reloncaví.
Teoría del poblamiento del continente americano:
Los estudios científicos actuales afirman que los primeros habitantes de América arribaron desde Siberia, alcanzando el territorio de Alaska a través del Estrecho de Bering, hace unos 26.000 años; para ese periodo el océano adyacente al área oeste norteamericana de Bering estaba cubierto de hielo, lo que habría facilitado el desplazamiento migratorio humano motivado por el factor de seguimiento y caza de grandes manadas de animales.
Los grupos humanos que conformaron esta primera corriente migratoria prehistórica eran dolicocéfalos de aspecto físico Australoide que constituían tribus nómadas cazadoras-recolectoras con precario conocimiento técnico lítico. Para el año 18.000 a. de C. estos grupos ya se presentaban diseminados por ambas laderas de la Cordillera de los Andes de la actual región chileno-argentina, originando la aparición de las primeras culturas paleolíticas australes: los Comechingones, Puelches, Pewenches, Onas y Tewelches.
Una segunda corriente migratoria prehistórica se habría producido alrededor del año 9.000 a. de C. originando en tierras americanas la aparición de la cultura Mesolítica. Estos grupos humanos eran braquicéfalos que provenían del norte de Asia; se establecieron preferentemente en las zonas costeras del continente. En lo que respecta a Chile estos asentamientos originaron finalmente la aparición de las etnias canoeras como Chonos, Alacalufes y Yaghanes.
Finalmente, una tercera corriente migratoria prehistórica se presentó hace unos 5.000 años, iniciando el establecimiento de la cultura de las piedras horadadas o “piedras tacita”. Los componentes de estos grupos se identifican como braquicéfalos de rasgos mongoloides acentuados que poseían conocimientos rudimentarios en agricultura y alfarería. Estos grupos se instalaron en la región chileno-argentina mezclándose con los grupos anteriores por medio de una transculturización que se desarrolló y materializó solo con el correr de los milenios.
Para el inicio de la Era Cristiana el Centro Sur de Chile recibió influencias de culturas asentadas en otras latitudes; la primera intervención cultural local la efectuó la cultura Chavin, establecida al interior de Perú y que ya había irradiado su influencia a las culturas Chimu y Nazca en las costas de Perú, proyectándose y alcanzando, desde ahí, a los vecinos pueblos originarios
chilenos derivando en un aporte materializado en conocimientos generales de confección básica de tejidos y cestería.
Ya en el siglo V de la era Cristiana, año 400 d. de C, las etnias chilenas reciben de lleno la influencia del pueblo Aymará o Colla que expandía la cultura Tiahuanaco, originada a orillas del lago Titicaca, la que aportó conocimientos en las áreas de agricultura confección de alfarería utilitaria.
Entre los siglos XI y XII, es decir, entre los años 1000 y 1100, la etnia del sur de Chile denominada Chinchas comienza a interrelacionarse y mezclarse con Atacameños y Diaguitas; la cultura de estos dos pueblos se extendería con fuerza, alcanzando e influyendo hasta el Golfo de Reloncaví; aspecto que se evidencia en los restos culturales correspondientes a elaborados y hermosos cerámicos con características decorativas nortinas. En este periodo se habría presentado una intespectiva invasión que afectó a las étnias del centro sur de Chile; hipotéticamente, esta irrupción violenta la habría efectuado un pueblo amazónico del área Tupi-Guaraní, grupo humano de comportamiento agresivo y belicoso que con su presencia disturbó profundamente a las tribus originarias locales y finalmente, con el transcurso de los siglos, terminó fusionándose culturalmente con ellas.
Entre los siglos XI y XII el pueblo Quechua crea el Imperio Tahuantinsuyu o Imperio Inca, que tenía por capital al Cuzco, y que dominó culturalmente el área andina oriental sudamericana. En el año 1460 d. de C., esta cultura dominaba ya todo el norte de Chile; el año 1485, en su expansión a tierras australes se encontró con algunas tribus originarias del centro sur de Chile, las que opusieron tenaz resistencia, manteniendo el río Maule como limite territorial y cultural de aquel poderoso imperio del norte. Los invasores del imperio Tahuantinsuyu reconocerían el valor y organización militar de este indómito pueblo bautizándolos con el nombre de Aucaes o Aucas, vocablo quechua que significa “Rebeldes o Libres”. Por su parte los denominados “Aucaes” o componentes de los pueblos del sur de Tchili o Chili se consideraban así mismos e individualmente como Reche, es decir, “El Hombre Verdadero y Autentico” aspecto que los llevaba a reconocerse como únicos “Dueños de la Tierra”; amplio concepto que los indujo a autodenominarse colectivamente como Mapuches o “La Gente de la Tierra”. Finalmente, con el descubrimiento de América y el arribo de la cultura hispana a tierras mapuches, a mediados del siglo XVI, este pueblo de lanzas, cultrunes y trapelacuchas sería inmortalizado por la cultura occidental que los denominó y dio a conocer universalmente como “Araucanos.”
Teoría del poblamiento del área Centro Sur de Chile:
Con relación al poblamiento general del área austral americana, como exponíamos recientemente, se establece que el hombre primitivo arribó al continente americano desde Asia vía Estrecho de Bering, aproximadamente unos 26.000 a 15.000 años antes de Cristo. Estas agrupaciones prehistóricas, movilizándose de norte a sur, subsistieron de la caza y la recolección de vegetales y frutos alcanzando las llanuras patagónicas hace unos 10.000 a 8.000 años a. de C. Entre unos 9.000 y 6000 años a. de C., algunas bandas o grupos migratorios se abrían trasladado desde la Patagonia hasta tierras orientales allende a los andes, utilizando para esto los pasos cordilleranos del centro sur de Chile. De esta manera las tribus nómades, en oleadas permanentes, franquearon la gran cordillera en busca de un territorio menos hostil para la supervivencia. En el contexto de sobre vivencia y subsistencia étnico migratorio el sitio geográfico de la gran laguna de Mallowelafkén o lago Villa Rica, una vez establecido definitivamente en todos sus términos geomorfológicos, se presentó como un lugar de características optimas para el desarrollo de grupos humanos arcaicos de distintos tipos y complejos culturales correspondientes, primeramente, a bandas nómadas recolectoras y cazadoras y, posteriormente, a grupos aldeanos habitantes de pueblos o asentamientos preagroalfareros o agroalfareros.
Como señalábamos anteriormente, se estima que el poblamiento del área costera centro y cordillerana del paralelo 39 de la Villa Rica se produjo aproximadamente hace unos 9.000 a 6.000 años antes de Cristo. Sin embargo, nuevas teorías científicas relacionadas al poblamiento prehistórico del área de la Novena y Décima regiones establece que los primeros indicios de vida humana en este punto de América se habrían registrado en un tiempo intermedio estimado entre unos 12.500 a 13.000 años, no obstante, a fines del siglo XX algunas comisiones científicas realizaron estudios arqueológicos que indicarían que el poblamiento de esta área se habría registrado hace unos 14.000 años; teoría sustentada sobre la base del análisis de las pruebas de radio carbono efectuadas el año 1998 a restos orgánicos prehistóricos hallados en el sitio cultural de Monte Verde, ubicado a 35 kilómetros al suroeste de Puerto Montt, en la Décima Región de los Lagos. Sin embargo, un posterior estudio científico efectuado el año 2001 por Tom Dillehay, denominado “Monteverde I “ arrojó una data de presencia humana en el área que fluctúa entre los 33.370 y 33.020 años; antecedentes que, sin duda, llevarán al replanteamiento de la actual teoría general de poblamiento del continente americano.
En cuanto se refiere al área cordillerana de Villa Rica, el sitio de interés cultural de ocupación humana arcaica de mayor antigüedad se encontraría en la localidad de Pukura Alto, al noreste del Kalafkén, comuna de Panguipulli. El sitio prehistórico identificado como “Marifilo 1”, registraría una data científica que fluctúa, aproximadamente, entre 9.500 a 9.700 años de antigüedad.
ANTECEDENTES GEOGRÁFICOS GENERALES Y PRIMEROS POBLADORES
DEL ÁREA DEL MALLOWELAFKÉN:
-Geografía óptima para la subsistencia humana.
La estratégica localización del sitio existente en el ángulo formado por el nacimiento del río Toltén y la ribera sur del lago Mallowelafkén y áreas circundantes, se distingue por la existencia de una meseta o terraza lacustre un poco levantada poseedora de un fértil suelo para la agricultura; además del extenso lago, varios esteros, arroyos y la presencia del gran río Toltén ofrecieron recusos dulceacuícolas que en conjunto fueron aprovechados como fuentes permanentes de alimentación primaria a través de la pesca y caza de abundante y variada población avifauna. Así, esta área ribereña, rodeada de un frondoso bosque templado se presentó, igualmente, como un sitio de entornos geográficos privilegiados para la seguridad y control territorial tribal que provocaron, finalmente, el asentamiento permanente de grupos humanos arcaicos.
Otros factores de interés que afianzaron la presencia humana arcaica permanente, fueron la existencia de recursos líticos o explotación de yacimientos volcánicos de magma cristalizada u obsidiana y también de yacimientos de cuarzo que facilitaron la confección de armas de caza y herramientas de uso cotidiano. No obstante el interés de los recursos líticos anteriores, el principal factor que provocó la habitación y asentamiento definitivo del área del lago Mallowelafkén, o Villa Rica, fue la existencia de ricos y extensos bancos de arcilla o greda de gran plasticidad que fue utilizada como materia prima en la confección de artículos de alfarería. La existencia de extensos bancos de arcilla o caolín en el área de Villa Rica correspondería a la deposición milenaria de sedimentos de origen glacial provocada por la gelifracción o desgaste de la superficie geológica por parte de la dinámica de expansión y contracción de los hielos de casquetes glaciares durante el Periodo Pleistoceno.
La arcilla blanca o caolín denominada “mallo” por los habitantes originarios daría nombre a este sitio geográfico de habitación prehistórica, denominación que perdura hasta nuestros días: Mallowelafkén, que, como ya sabemos, en lengua mapuche significa: “Lago Donde hay Greda Blanca” reconociendo así el único paraje ribereño de la Araucanía que posee, “a flor de piso y a la vista” innumerables bancos o yacimientos de este mineral no metálico, materia prima en la industria de porcelana y cerámica actuales. Cabe destacar que a la greda gris o arcilla común, con menos plasticidad que la blanca, era conocida por los mapuches con el nombre de Rag.
Sin duda, estos factores de interés arcaico expuestos fueron de especial determinación para el asentamiento esporádico, transitorio o semi-permanente de bandas o grupos humanos prehistóricos de comportamiento y vida nómada, como tribus recolectoras, cazadoras y pescadoras en el período arcaico; y lo que es más importante arqueológicamente: La posterior existencia de tribus sedentarias o de asentamiento permanente de los períodos preagroalfarero y agroalfarero, las que sin duda ocuparon el antiguo sitio de la Villa Rica y el área adyacente al lago Mallowelafkén aprovechando el microclima templado generado por la condición de área lacustre, generoso aspecto climático que era potenciado por los permanentes vientos orientales o “puelches” provenientes de las semiáridas pampas patagónicas. Estas tribus sedentarias arcaicas fueron las que finalmente darían origen a los vestigios culturales o arqueológicos que aún hoy son palpables científicamente, siendo estos mismos objeto de minuciosos estudios.
El antecedente científico oficial registra que los primeros indicios de grupos humanos arcaicos en el área centro sur de Chile se generaron hace unos 9.000 a 6.000 años antes de Cristo. El advenimiento de la presencia humana se habría efectuado, teóricamente, desde la región amazónica Tupi-Guaraní, desde la cual grupos nómades de cazadores y recolectores se habrían trasladado a través de las pampas patagónicas llegando al actual territorio chileno franqueando los pasos cordilleranos entre los que se contaba principalmente el del área de Villa Rica, actual paso Mamül Malal o Tromen. (Tom Dillehay: "Observaciones y Consideraciones sobre la Prehistoria y la Temprana Época Histórica de la Región Centro Sur." Artículo: Estudio Antropológico sobre los Mapuches de Chile Sur Central - Página 12.)
Así, las tribus peregrinas provenientes del Amazonas, una vez terminado su vagabundaje y travesía por las inhóspitas y semidesérticas llanuras patagónicas, y tras franquear la fría cordillera se encontraron con bosques templados, un clima y territorio relativamente generoso en condiciones, alimentos y recursos dulceacuícolas, instalándose, primeramente, en el área de los grandes lagos, prosiguiendo con el gradual poblamiento de los valles centrales, grandes ríos y zona costera. El año 1999 los arqueólogos Leonor Adán y Rodrigo Mera descubrieron el sitio arqueológico “Marifilo I”, ubicado entre Likán Ray y Köñaripe, en el sector de Pukura Alto. En aquel lugar los profesionales de la Universidad Austral de Valdivia, efectuaron un estudio de restos culturales arcaicos arrojando estos una data aproximada que supera ampliamente los 9.500 años (Cal B P 9490-9295, BETA 138919.), siendo oficialmente el depósito de registro científico de vestigios humanos prehistóricos o de ocupación humana arcaica, de más antigüedad en el área precordillerana correspondiente a las comunas de Villa Rica y Panguipulli.

Complejos Culturales:
El Complejo Cultural, indica la pertenencia temporal y étnica de un grupo humano antiguo, señalando sus particulares rasgos y costumbres que distinguen a una colectividad determinada de sus demás contemporáneos culturales. La distinción de grupos étnicos locales, en tierras del sur de Chile, comienza a definirse con la aparición e invasión de una tribu de carácter altamente belicoso denominada Moluches. Esta tribu proveniente del área noroeste de las pampas patagónicas habría penetrado hasta el centro sur de Chile entre los siglos XII y XIII, es decir, alrededor de los años 1100 y 1250 después de Cristo, aproximadamente unos dos siglos antes de la invasión incaica. Los moluches conocidos también como Ngulluches o “gente del oeste”, eran invasores que arribaron al territorio de Tchilli en sucesivas oleadas desalojando gran parte de la población encontrada: un pueblo bastante culto y autor de la lengua “araucana”, que llegado del norte, se había fusionado con los pescadores autóctonos.
Los moluches, una vez asentados en territorio chileno, interactuaron con las restantes etnias adoptando su lengua; por su parte, los moluches, aportaron a las tribus originarias, sus técnicas de guerra y dominio, experiencia combativa que les había generado su denominación étnica arcaica: Molun: guerrear; Che: gente; “Gente de guerra o guerreros”, posteriormente el enfrentamiento particular de núcleos pertenecientes a esta tribu con huestes invasoras incaicas les llevó, por parte de estos, a la denominación de Aucaes o rebeldes. (Ricardo E. Latcham: “El Problema de los Araucanos. Sus Orígenes y su Lengua.” Revista Atenea, Año IV, Nº 06, Santiago. 1927.)
Diferenciación étnica definitiva:
Las tribus moluches, al desembocar violentamente a la zona comprendida entre los ríos Itata y Bio Bio, enfrentaron salvajemente a las poblaciones originarias que se auto denominaban Chinchas dividiendo en dos, étnica y territorialmente, a este basto grupo humano originario: Las agrupaciones chinchas que quedaron al norte de la agresiva tribu moluche se denominaron Pikunches, - gente del norte- y a los grupos humanos dispersados hacia el sur se les llamó simplemente Wiliches (de willín: sur.)
Por su parte, los moluches, una vez asentados, formaron una estrecha relación con algunas tribus locales y finalmente se auto denominaron Mapuches o “Gente de la Tierra”; los moluches finalmente, por transculturación, asimilaron la lengua y costumbres de los habitantes originarios formando junto a los pickunches y Williches una especie de confederación que a través de los siglos dio origen al gran e indómito Pueblo Mapuche, cuyos componentes se consideraban Reche, es decir, “El Hombre Verdadero y Autentico”, y a los que el poeta y conquistador de Chile Alonso de Ercilla bautizaría para la posteridad como “Araucanos.” (Tomás Falkner: “Descripción de la Patagonia” Pág. 71.- Y Esteban Erize: “Diccionario Comentado Mapuche - Español”; léase “Moluche”)
La distinción e identificación basada en la existencia de grupos humanos arcaicos que ocuparon el área de la actual región de la Araucanía se divide, según su mayor a menor antigüedad, en diversas etapas denominadas complejos culturales. El criterio científico utilizado para catalogar las diferencias entre uno y otro periodo cultural humano radica fundamentalmente en los rasgos y costumbres referentes a la elaboración de alfarería y la manera de sepultar a sus muertos.
El inicio de la más temprana edad calculada entre los 8.000 y 6.000 años a. de C. se denomina período paleoindio (paleo: antiguo), el que con el transcurso de los siglos evolucionaría dando origen al período preagroalfarero de los cuales arqueológicamente existen innumerables piezas y elementos líticos (piedras) labradas y pulimentadas; sin embargo, el antecedente humano prehistórico que más vestigios culturales presenta es el periodo posterior, periodo humano evolutivo denominado agroalfarero, que gracias a la técnica de elaboración de artefactos y piezas utilitarias de greda o arcilla cocida, nos legaron un amplio y riquísimo testimonio de la existencia de un pasado que es posible conocer y admirar por medio de la fascinante alfarería de aquel trascendental período.
En el desarrollo del señalado periodo agroalfarero se distinguen dos subperiodos bien definidos: El paleoaraucano y el neoaraucano (Monsty Grete: "Prehistoria de Chile", Pág. 136 a 142.)
1. -El período cultural paleoaraucano abarca toda la época anterior a la llegada del conquistador español; ubicándose en el contexto cultural global del periodo conocido como precolombino o prehispánico.
2. -El segundo período denominado neoaraucano corresponde al desarrollo humano étnico en convivencia e interacción forzada con la presencia occidental hispana y posteriormente también chilena; periodo que se extendería, incluso, hasta principios el siglo XX. En el desarrollo de este ultimo periodo neoaraucano se destacan dos fuentes de estudio histórico, antropológico y arqueológico:
- a.- El período histórico temprano, también conocido como periodo de contacto temprano mapuche-español, que abarca la conquista del Reino de Chile entre los años 1541 y 1602.
- b.- Y el período histórico tardío de contacto mapuche-español con fecha posterior al año 1602, abarcando todo el siglo XVII.
En Villa Rica los mapuches interactuaron directamente con los hispanos por un lapso de medio siglo, periodo comprendido entre abril de 1552 y febrero de 1602.
Grupos humanos precolombinos del área del Mallowelafkén:
Entre los grupos humanos arcaicos del área del Mallowelafkén -actual lago Villa Rica- o anteriores al Descubrimiento de América o Conquista Española, se reconocen tres tipos de etnias interrelacionadas y pertenecientes a la gran familia mapuche: Los Williches (Gente del Sur) diseminados entre la costa, centro y precordillera; y los Pewenches (Gente de los Piñones) que abarcaron el área subcordillerana y cordillerana propiamente tal. Sin embargo, históricamente, se registra que las tribus que mantenían un dominio permanente del área circundante a la laguna de Mallowelafkén, habrían correspondido a la temida y belicosa étnia de los Poelches o Puelches (Gente del Este), grupo humano que aprovechando los boquetes o pasos cordilleranos habría habitado parte de los valles y zonas lacustres precordilleranas orientales, intervenido culturalmente a las etnias originarias. La existencia de componentes de la étnia puelche en el área geográfica en la que se emplazaría la futura Villa Rica la rescatamos de una fuente histórica temprana del contacto hispano-indígena, crónica que da cuenta de la orden que diera Pedro de Valdivia a su adelantado Gerónimo Alderete con relación a la primera fundación de Villa Rica:
“...Y por que envió a Alderete a poblar una ciudad en el valle de los Poelches, que es donde le dijeron que estaban las minas de plata, trazando en su predio, que si era verdad el tiempo las descubriría y se ennoblecería el Reyno, llevó consigo a Villagra...” (Alonso Góngora Marmolejo: “Historia de Chile. Desde su Descubrimiento Hasta los Años de 1575.” Cap. XIII. En CDC. Tomo II.)
Posteriormente, una vez fundada e instalada la Villa Rica, y durante el gobierno de García Hurtado de Mendoza, un documento escrito por Juan de Matienzo, registra que el área de la Villa Rica estaba poblada por tribus de la étnia Puelche:
“...Los términos de estas tres ciudades, Valdivia, Osorno y Villa Rica, consisten entre la costa del mar y la gran sierra nevada en anchura de quince o veinte leguas del norte al sur. Comenzose este alzamiento cuando el terremoto en la falda de la dicha cordillera por ser tierra áspera y vivir allí los indios puelches que no han servido, para recogerse allí en los casos adversos y fueron prosiguiendo poco a poco sacando los unos consejo de los sucesos de otros...” (Juan de Matienzo. Carta al Virrey del Perú. Sin Fecha. ”Alzamiento y Rebelión de los Indios Araucanos. Varios Tocantes al Gobierno de las Indias.” Colección de Historiadores de Chile y Documentos Relativos a la Historia Nacional. Tomo II. Documentos. Pág. 260.)
Ya para fines del siglo XVI, la historia continúa corroborando esta tesis, señalando en variados textos coloniales, que los puelches en manifestación de repudio a la ocupación wingka del área de Mallowelafkén, con la consecuente usurpación de sus parcialidades territoriales y disturbación del inmemorial orden social o Admapu, habrían desarrollado un papel bélico relevante que repercutió en la intervención y disturbación de la estabilidad y paz de la Villa Rica española. Los puelches asociados militarmente con sus peñis williches o hermanos del sur, formaron con estos, una poderosa alianza militar que iniciaría infatigables y efectivas hostilidades contra fortificaciones, encomiendas y ciudades hispanas entre los años 1552 y 1587; siendo los vecinos del distrito de la Villa Rica los más afectados por esta estratégica, organizada y efectiva Alianza Puelche-Williche. (Leonardo León: “ La Alianza Puelche - Huilliche y las Fortificaciones Indígenas de Libén, Riñihue y Villa Rica.” Revista Chungará Nº 10. Año 1985, Pág.42.)
Vida y sociedad Indígena precolombina del área del Mallowelafkén:
Sociedad ribereña mapuche del lago Mallowelafkén:
La organización arcaica mapuche del Mallowelafkén descansaba en una estructurada sociedad compuesta por las étnias puelche, huilliche y en menor grado pehuenche; grupos humanos que poseían una numerosa población inalafkén que vivía y se desarrollaba cotidianamente “frente al lago” (Ina: frente; Lafkén: lago.); este aspecto cultural también se extendía a otros centros lacustres precordilleranos de alta confluencia y densidad poblacional, entre los que se identifican los lagos Kalafkén, Kaburgua, Koliko, Willipilún y Panguipulli. Las anteriores agrupaciones de etnias interrelacionadas se auto denominaban Lafkenches o “la gente de los lagos”, conformando de este modo una sociedad de carácter ribereño; es decir, los ríos y lagos eran los centros de confluencia, desplazamiento e interacción económica política y social. Las tribus o agrupaciones por tanto eran establecidas, preferentemente, en las riberas de estos o sus inmediaciones y frente a los mismos desarrollaban un estilo de vida apacible, ordenado y generalmente pacífico que se sustentaba en la chacarería y cultivo extensivo, la ganadería menor de especies lanares autóctonas, la recolección, la caza y la pesca. Finalmente, debemos puntualizar, que la característica étnico-social y denominación correspondiente a lafkenche igualmente era extensiva, preferentemente, a las tribus costeras del Océano Pacífico. (Louis Faron: “Estructura Social Mapuche.” Instituto Indigenista Interamericano. 1961, Pág. 18.)
Organización y linaje ancestral:
La estructura político-social mapuche-lafkenche del Mallowelafkén se encuadra dentro de la organización general de la gran familia mapuche: el principal núcleo era el Levo, o Aillarewe, compuesto por una agrupación de 2.000 a 3.000 personas que estaban dividido en Regüas o Cavis, a su vez estos grupos menores se dividían en Machullas que abarcaban el vínculo sanguíneo o parentesco; los Machullas estaban compuestos por Katanes o agrupaciones de Rukas o viviendas de una familia; familia que era amplia, compleja, poligámica y patriarcal. Cada Machulla presentaba un linaje o apellido denominado Kuga que constituía una hermandad totémica bajo una representación simbólica o identificación de origen ancestral propia y exclusiva, como lo son Antü o Anti (Sol); Wenu (Cielo); Kuri (Negro); Kura (Piedra), etc. que a su vez conforman los actuales apellidos Antinao, Antüfil, Antilef; Wenupi, Wenumán, Wenulpán; Kurinao, Kurimanke, Kuripe; etc.
A continuación presentamos una nomina de algunos de los principales Kugas, es decir, los clanes, linajes o actuales apellidos, generalmente compuestos, que poblaron y dieron existencia a los inmemoriales Kavis que conformaron los Aillarewes del área lacustre precordillerana de los lagos Mallowelafkén y Kalafkén:
Antiwala: pato del sol; Antinao o Antünao: tigre del sol; Aukapán: puma revoltoso, puma alzado; Ankamilla: cuerpo de oro; -Alkapán: puma macho; Anchiu: el que brilla como el sol; Aillapán: nueve pumas; -Antileo o Antüleo: sol del río; Antilef: carrera del sol; Antiñanko: aguilucho del sol; Atiñam: sol del aguila; Antriao: brilla como tigre; Antikura: piedra del sol; Antimilla o Antümilla: sol de oro; Aukañir: zorro rebelde; Epulef: dos carreras, o dos que corren; Cheuke: avestruz; Cheukepán: avestruz -puma; Chanleufu o Changleufu: pierna de un río; Chañapi: pluma hechada al suelo; Chospi: pluma amarilla; Chuñil: marchitado; Chiwaipán: león de la niebla; Cheukewala: avestruz guala; -Chiwaikura: roca en la niebla; Chiwailaf: neblina del mar o lagos; Kalfunao o Kallfunao: tigre azul; Kollinao: tigre colorado; -Katriano: tigre lastimado; Katripan: puma atacado; Kuminao: león rojo; Kuminawel: tigre rojo; Kuripán: puma negro; Kolipi: pluma roja o colorada; Kolipán: puma pardo; Kalfikura o Kallfukura: piedra azul; Kaniullán: cresta de la piedra; Katrín: herido, cortado;. Katrikura: piedra partida; Kollinawel: tigre colorado; Kurillanka: joya negra; Koñoepán: cachorro de puma; Kayupi: seis vokis; Kurinao: tigre rojo; -Kayupai: llegaron seis hijos; Kanin: cresta, plimaje, moño; Kayulef: seis ríos; Kurilen: selva negra; Karimán: condór verde; Kurilef: río o corrida negra; Koliñir: zorro colorado; -Kayikul: piedra sola; Kuriñanko: aguilucho negro; -Kurimanke: condor negro; Katrilaf: lago atrapado o cortado; Kaniupán: moño de león; Kalfipán: puma azul; Kalfual o Kallfwal: guala azul; Kopallante: llegó el sol; Karileo: río detenido; Kayupáng: seis pumas; Kaikeo: seis pedernales; Kallfukao: gaviota azul; Katricheo: avestruz cortada; Kalfiñir: zorro azul; Kaniukura: cresta de la piedra; Kolikoy: aguas rojas o coloradas; Koliñanko: aguilucho de color; Kawinpán: fiesta de león; Kayul: son seis; Kaulipán: puma de color blanco; Karikeo: pedernal verde; Katrikir: zorro capturado o cortado; Katriwala: guala cortada o atrapada; Katrian: sol cortado; katrileo: río dividido o cortado; Kolimán: condor rojo; Kurin: tigre negro; Lepileo: río emplumado; Lefinao: río del tigre, corrida del tigre; Lipiante: pluma del sol; Lipayante: plumas al sol; Lefinao: río o corrida del león; Lepilén: estar con plumaje, usar plumaje; Lienlaf: mar de plata; Longkoñanko: cabeza de aguilucho; Longkopan: cabeza de león; Linkocheo: ejército de avestruces; Lemunao: tigre de la selva o tigre del bosque; Lefinawel: huyó el tigre, tigre escapado; Lefian: río del sol, corrida del sol; Likankura: piedra balnca, cuarzo; Llankapán: joya del león; Llankafilu o Llancafilo: joya de la culebra; Lleufumán o Leufumán: condor del río; Lonkon o longkon: ser jefe, pelear agarrandose los cabellos; Lonkopán: cabeza de león; Lankinao: tigre escapado; Llanquimán: condor escapado; Llankapi: joya de la pluma, pluma preciosa; Llinkimán: rana -condor; Mankepán: condor-león; Mankeche: condor-avestruz; Marifilo o Marifilu: diez culebras; Mankecoy: agua del condor; Mankekura: piedra del condor; Manke: condor; Mariluán: diez guanacos; Melinao: cuatro leones; Millaweke: carnero de oro; Mariñanko: diez aguiluchos; Millanguir: zorro de oro; Millanao: león de oro; Millafilo o Millafilu: culebra de oro; Melillán: cuatro pedernales; Marillanka: diez joyas; Marikeo: diez pedernales; Marileo: diez ríos, Millakeo: oro colorado; Malikeo: cuatro pedernales; Marilef: diez ríos; Ñankulef: río del aguilucho, corrida del aguilucho; Ñankulipe: pluma de aguilucho; Ñanko: aguilucho; Nawel: tigre; Nawelñir: zorro-tigre; Nawelpán: tigre-león; Nawelmán: condor-tigre; Nahuelhual: tigre -guala; Natulpán: habitante del bajo, que vive en el bajo; Nekufilu o Necufilo: culebra veloz; Nekulmán: cóndor velóz; Namunkura: pie de piedra; Nail: bajar; Naguil: que ha bajado; Nekul: veloz; Neipán: bajo el puma; Nielaf: tiene lago o mar; Naguilef: el que correen el llano; Pichipillán: espíritu chico, alma pequeña; Puelpán: león cordillerano; Pailakura: piedra dada vuelta, piedra de paz; Punulaf: lago o mar profundo; Punulef: río profundo; Paineguir: zorro azul; Pain: Azul celeste; Painén: adquiriendo el matiz celeste azulado; Pangui: nalca; Painemán: pluma azul-celeste; Paillamán: condor tranquilo; Paillal: río tranquilo; Punoi: adentro, pisar; Pailaweke: llama, especie de auquenido; Paillalafkén: lago tranquilo; Puñoñanko: señales de aguiluchos, o aguilucho de agua; Paillán: estar pacifico, tranquilo; Pichinao: tigre o león pequeño; Pilkimán: condor como flecha; Pichumilla: poco oro; Painekura: piedra celeste; Pilkiante: flecha del sol; Paineñanko: aguilucho azul; Paillakán: plumaje caído al suelo; Puelmán: condor del este; Puelpán: león del este; Keupumil: pedernal dorado; Keipul: escabar, escarbador; Kilakeo: tres pedernales; Kechupán: cinco pumas; Kipainao: llegó el león; Kilapi: tres espíritus; Kollinao: león o tigre colorado; Kurimil o Kurimilla: oro negro; Reinawel: tigre florido; Raín: flor, florido; Trureo: ola de la ceniza; Truitrui: alegrarse estar contento; Tripayante: salida del sol; Trekanawel: tigre que camina; Treulén: acuerdo de palabra, llegar a acuerdo, estar maduro; Trekañanko: aguilucho que se posa en tierra; Raimán: condor vistoso como flor; Epullanka: dos joyas; Rayenpán: flor de la nalca. Wenuñir: zorro del cielo: Weuchenao: tigre fuerte; Wirinao: tigre rayado; Wenteñanko: aguilucho de lo alto; Weicha: guerrero malo; Wenchuanka: cuerpo de hombre; Wenullán: piedra del cielo; Wilkamán: condor-zorzal; Wilipán: uña de león; Wichakeo: pedernal unido o piedra aliada; Wentelaf: altura plana; Weitra: guera; Waikipán: lanza del león; Waikinao: lanzadle tigre; Wechunao: cumbre del tigre; Wenuman: condor del cielo; Wenchumil: hombre de oro; Wenuñanko: aguilucho del cielo; Waikiñir: lanza del zorro; Wenuán: cuerpo del cielo; Wirimán: condor con listas de color; Wichamán: condor de pie o posado en el suelo; Wenchul: ser hombre, ser valiente; Waikil: flecha, lanza, aguijón; Werke: mensaje, mensajero; Wenu: cielo, alto, firmamento; Wenui: luz de lo alto; Wichalaf: mar grueso, mar bravo; Wichulef: río solo, corrida sola; Welipán: puma agorero; Wenún: estar arriba. Wenupi: pluma del cielo.
Estos Kugas, linajes ancestrales o clanes familiares, anteriormente traducidos, obedecían únicamente a su jefe conocido como Longko o Ülmen, generalmente hombres sabios y ricos, que durante la época arcaica transmitían su autoridad o mando a través de la sucesión de liderazgo natural que recaía en el más apto; posteriormente, ante la presencia e imposiciones hispanas de la época colonial , el régimen y sus ordenanzas dispusieron la instauración de una nueva forma del traspaso del mando y autoridad, transformándose esta en una sucesión de carácter consanguínea; aspecto que perdura hasta nuestros días.
Admapu o derecho de la costumbre mapuche:
El longko o ülmen, que tenía el derecho de juzgar, era el encargado de velar por la reparación o composición del quebrantamiento del Admapu, o “Ley de la Tierra”. El Admapu estaba constituido por costumbres y disposiciones orales de carácter consensual general que perseguían el bien común y la paz social a través del desarrollo de una cultura de la cortesía y respeto mutuo. El cumplimiento del Admapu descansaba en cada uno de los miembros de la sociedad mapuche, siendo ellos mismos los únicos responsables de mantener una vida pacífica; dando con esto, un sobrado ejemplo de empatía, sentido común y una alta calidad en las relaciones interpersonales, puesto que el Admapu carecía de un ente social que lo tutelara o exigiese su cumplimiento y ante el cual, como ya dijimos, el Longko o Ülmen solo se presentaba como un amable componedor en caso de provocarse un conflicto de intereses debido a una grave transgresión del mismo.
El juicio desarrollado por el longko era de carácter público, y en el se oía atentamente a las partes involucradas; una vez dictada la sentencia “el monto exigido” se consideraba según la dignidad de la persona agraviada, pudiendo ser el doble, el triple o hasta diez veces más, equiparando la ofensa o el daño obrado, generalmente con Kullín, (especies de ganado autóctono) o Llankas (piedras semipreciosas) evitando de este modo excesos de venganza, rencillas pendientes o ajustes de cuentas particulares. El anterior concepto y aspecto de “amistosa composición” lleva a destacar la inexistencia del concepto de cárcel, centros de reclusión o castigo corporal en la Araucanía, al menos hasta antes de la Conquista Española. El fracaso de la composición, reparo o indemnización del daño causado por una de las partes, otorgaba el derecho colectivo a la exigencia del resarcimiento de lo obrado o castigo de una acción nociva por la vía de la coacción o aplicación de la fuerza comunitaria, nunca individual; nacía así el acto de reparación familiar o tribal violenta de nominado Malón, el que estaba sujeto a reglas básicas que establecían los limites de acción donde él o los afectados cobraban lo adeudado o autocomponían la ofensa a conciencia y libre acción.
Aspectos religiosos:
En cuanto a la religión o cosmología mapuche del área del Mallowelafkén, los primeros cronistas hispanos se encargan de especificar que las tribus circundantes a la gran laguna “No adoraban ni al sol ni a luna...”, presentándose la cosmología lacustre local dentro del mismo tenor del contexto general mapuche; es decir, su fe era de carácter monoteísta que reconocía a Nguenechen como ser divino creador de todo lo existente: de la Mapu-tierra, mundo o Nagmapu, el cielo o Wenumapu y el Minchemapu o mundo infraterreno. Nguenechen también era conocido como Wenuchau o “padre del cielo”, y como Nguemapun o “Padre dominador de los hombres y la tierra.” Dentro del vasto universo metafísico mapuche se consideraba a una numerosa estela de espíritus o entidades Weküfü que ejercían una gran influencia en el desarrollo cotidiano de la vida terrestre; el weküfü generalmente sancionaba con enfermedades o desgracias los comportamientos Huedalu o actitudes nocivas-prohibidas individuales y colectivas.
La Machi era la intermediaria entre el mundo espiritual y el terrestre, ocupación que incluía además el desempeño auxiliar de terapeuta o curandero. El oficio de Machi o chamán mapuche podía recaer en personas de ambos sexos. Las principales ceremonias que celebraba el machi eran la rogativa solemne espiritual del Nguillatun en que se pide y agradece por el bienestar de la tierra, de todos los que la habitan y la familia en particular; de importancia es también la ejecución del Machitun o ceremonia de tratamiento y curación de enfermedades mediante perfeccionadas técnicas de homeopatía que integran una forma ritual mágico-holística.
El mapuche creía firmemente en la supervivencia espiritual y consciente del alma o psiquis más allá de la la experiencia de la muerte, fenómeno que se ve corroborado arqueológicamente en los numerosos estudios de enterratorios arcaicos y postcolombinos; este arraigado concepto integraba al desarrollo de la vida terrena la participación de los espíritus de los muertos o antepasados identificados como Amches, Alweküfüs, Pëllüs o Pillañes. Para el mapuche común las almas de los muertos merecían una permanente cuota de memoria y profundo respeto. El mapuche igualmente consideraba el concepto de reencarnación sucesiva de etapas de perfeccionamiento humano terrestre, hecho que los hacía despreciar la muerte y reconocer a esta misma como un paso a una nueva dimensión más bella y perfecta.
En lo que respecta a este ultimo concepto de reencarnación, el área del lago Mallowelafkén, o actual Villa Rica, se presenta como un factor determinante en la creencia del desarrollo de un proceso de perfeccionamiento global colectivo de los componentes de la nación mapuche actual. Según la antigua tradición mapuche el famoso Toki Kallfukura, un líder militar y político, un ülmén y poderoso kalku , conocido en el siglo XIX como “El Emperador de la Pampa” debería reencarnarse por segunda vez y nacer nuevamente en el área lacustre precordillerana de Villa Rica.
Según la tradición etnográfica Kallfukura volvería en ayuda de los mapuches, a conducirlos a la victoria final: “Kallfukura estará de vuelta sobre la tierra como un gran soberano mapuche o como blanco- wingka”. El espíritu del gran Kallfukura regresaría al mundo nagmapu a compensar las derrotas y humillaciones de su pueblo por medio de sus “trabajos” y solo se lo podrá reconocer por el uso de una poderosa y mágica piedra azul que estará en su poder:
“...Kallfukura era un AMCHE, ‘un alma de los antiguos’. Un Amche es la encarnación en un hombre de un gran espíritu anterior, de un antepasado. Kallfukura entonces al nacer estará volviendo; habra vuelto para auxiliar y combatir por su pueblo, volverá como ayuda justa en una época de incertidumbre. Volverá para contactarse con los últimos de su pueblo, con los más jóvenes, con aquellos que no tienen rango para adquirir sabiduría. Y como era un espíritu anterior sabía de antes la ruta para llegar a los lugares secretos. Ese hombre que sube, baja; y ese es el Amche del principio; el espíritu del antiguo antepasado que volverá en el rostro del guerrero Kallfukura para revitalizar el ánimo de su pueblo.
Según la tradición, y ciertos cálculos históricos, Kallfukura nació en las faldas del volcán Llayma alrededor de 1760. Luego, dicen, aparecerá en las faldas del volcán Villa Rica. Correspondería esta, a su segunda encarnación histórica. Y quizás, el desplazarse de su automóvil lo este ya aproximando al centro de una importante ciudad de Chile, porque en la tercera encarnación el Inche será su volcán...” (Berta Koessler: “Las Tradiciones Araucanas.” Pág. 87.- Ziley Mora Penroz: “Araucanía Mística.” Pág. 120. Relato sobre la base del informe de la tradición mapuche aportado Leonel Lienlaf de Alepúe, en referencia a los relatos de su abuela doña Marcelina Pichún.)
El Aliwén o centro de convergencia social de los lafkenches:
En la sociedad ribereña mapuche-lafkenche se destaca un punto geográfico eje de las actividades sociales denominado Aliwén o Alihuén; vocablo que identifica el un lugar de reuniones, ferias, diversiones, donde se hacía justicia, arribaban las canoas cargadas de productos, se desarrollaba el comercio, trueque o Trafkintun; los jóvenes se casaban, se jugaba el Palín o chueca. En el centro del Aliwén los Weipines o historiadores rememoraban, relataban y recitaban las hazañas de “los antiguos” acompañados de cantos y danzas; mientras los más pudientes conversaban y degustaban el muday acompañado de “Katuto”, Miltrín o cofke-pan ‘untado’ en apetecibles ‘cauceos’. Para los mapuches de menores recursos había numerosas pilguas con piñones tostados y pescados asados o cocidos ofrecidos para consumo libre y general, alimentos que complementaban el Rokiñ o colación que era traída desde sus rukas; de esta manera nadie quedaba fuera de la alegría comunitaria. Mientras toda esta atractiva y fluida convivencia social transcurría, los longkos o jefes velaban por el bienestar de todos los que frecuentaban el Aliwén; así mientras los peñis y sus familias se entregaban a sus quehaceres, descanso y diversión, existía un lugar privilegiado en el cual, “...los caciques se sentaban en grandes tarimas de tablones de madera a observar la multitud...” (José Bengoa: “Historia de los Antiguos Mapuches del Sur.” Pág. 29.)
En diciembre de 1551, antes de la fundación de las ciudades de Valdivia y la Villa Rica, durante la primera exploración de Pedro de Valdivia y Gerónimo de Alderete al área del gran lago Mallowelafkén, los conquistadores hispanos miraron esta sociedad y quedaron asombrados; quisieron dominarla y al tratar de hacerlo la destruyeron. La hermosa y amena calidad de sociedad ribereña inalafken de los antiguos habitantes lafkenches del área del lago Mallowelafkén es rescatada, escasamente, por la temprana historia colonial y la, casi ya olvidada, etnocultura local:
“...Pasamos el río Cavtén, y caminamos hacia la cordillera, y dimos con una laguna muy grande. De esta laguna procede el río Toltén, y esta una isla en medio de esta laguna que es muy poblada de gente, de donde salieron los naturales en canoa hacia nosotros. Aquí vio el Gobernador un asiento donde poblar una villa, diez y seis leguas de la mar del sur. Y aquí dimos vuelta hasta la costa y asentamos cuartel en un valle que se dice Mariquina muy poblado...” (Gerónimo de Vivar: "Crónica y Relación Copiosa y Verdadera de los Reinos de Chile, 1558." Cáp. XVIII: Pág. 189.)
“...De allí a poco llegó a la gran laguna; donde nace este río Toltén que habemos tratado, a donde concurrieron muchos indios de paz con grandes presentes de pescado, y mayor deseo de pescar a los presentes para hacer en ellos carnicería y comerlos más afilados aceros que ellos comían peces (Sic.) Estos indios anduvieron en nuestro ejército espiándolo todo fingidamente y en viniendo la noche se escabulleron a dar relación a los demás que los esperaban...” (Pedro Mariño de Lobera: “Crónica del Reino de Chile -1595-. Del Descubrimiento de la Provincia del Río Toltén y la Batalla de la Gran Laguna.” Cáp. XXXV: 127-129-130. “Colección de Historiadores de Chile y Documentos Relativos a la Historia Nacional, Cáp. XVIII, Pág. 189.)
Antecedentes cartográficos y etnográficos:
La cartografía de los siglos XVII, XVIII y XIX correspondiente al área de la arruinada Villa Rica y la actual etnografía o tradición mapuche local rescata interesantes aspectos ancestrales que conllevan a dilucidar y establecer la existencia de una sociedad ribereña local en torno al río Toltén, el lago Mallowelafkén, lago Kalafkén y cursos fluviales adyacentes; indicando que los principales centros de convergencia social los constituían los Rewas-Kavis y sus respectivos Aliwénes entre los que se cuentan el de Huichill- Huichill, emplazado en el actual radio urbano de Villa Rica y que limitaba al oriente con el Kavi-Aliwén de Putue o Wamputue y cuya división territorial la constituía el estero entubado bajo la actual calle Gral. Carrera; el Kavi-Aliwén de Mallalafquén o Mallowelafkén situado en el área de la actual “Puntilla del Sueño”; el Guenpive o Voipire, existente en el punto de nacimiento del rio Voipir, en la actual área de Wingkakara Sur - Voipir Seco; Cheske Alto y Bajo a orillas del río homónimo; el Liumalla el Wallapulli y el Mitarucawe en las medianías de río Cruces; el Kolliko, situado en el ángulo norte de la confluencia o “Junta” de los ríos Kolliko y Voipir; y el “Punulef” que abarcaba el ángulo noroeste de la confluencia o de los ríos Voipir y Lau Llau. (Actual sector “Cancha de Aviación.”camino a Licán Ray.)
Más al oriente se destacan los Kavis-Aliwenes de Pukön a orillas del Mallowelafkén; Keule, Meñetuwe, Trankura, Wampowe y Palguín aledaños al río Trankura. Hacia el noreste se destacan los Kavis-Aliwenes de Lilko -actual Neltume-, Lolkén, Llollewe, Koipuwe Viejo, Peñewe, Katriko Viejo y Guilko en la ribera y márgenes del área norte del Toltén, y el Kavi-Aliwén de Allipén, situado en las riberas del río homónimo. Por la ribera sur del Toltén se cuentan los Kavis-Aliwénes de Putue o Wampotue, ya mencionado, y los de Chinkive, Kolga, Purakina, Koipuwe, Millavín, Karilafkén y el de Pitrufkén.
Por otra parte, el lago Kalafkén también poseía importantes centros de convergencia e interacción social de los cuales se destacan las parcialidades cuyos principales Kavis-Aliwénes los constituían Likán Viejo, Pukura Viejo, Koñaripe, Trailafkén -actual balneario Kalafkén-, Futronwe, Kalafkén Viejo, Witagh y Witach. Entre los Kavis-Aliwénes correspondientes a territorios y parcialidades más distantes al área del lago Mallowelafkén o Villa Rica, se destacan los centros de habitación mapuche denominados Kupe, Kitratuwe, Ninpuwe, Keskechan, Pichi Makewa, Mukén, Niguén y Longkoche correspondientes a los ríos Donguil y Cruces. Más al sur en los márgenes y riberas del río Leufucade o Leufucawe figuran los Kavis-Aliwénes de Manguisewe, Chinguil, Pelewe, Chaingal, Malalwe y Kulche y Pelekawín. (Identificación efectuada sobre la base de la cartografía de los siglos XVII, XVIII y XIX, documentos que reproducidos detallados en este trabajo; y documentación bibliográfica de referencia.)
Quizás el antecedente local más certero que aporta un fidedigno y colectivo testimonio referente a la existencia de una arcaica sociedad ribereña, es el aportado por la comunidad mapuche de Putue, “Pedro Ancalaf ”, de la cual varios componentes declaran que el Rewa o Kavi de aquel territorio poseía un Aliwén que contaba con un embarcadero natural donde los antiguos mapuches atracaban sus canoas, denominadas Dalkas o Wampo; de este último término se habría generado el topónimo de aquella ancestral área mapuche aledaña al río Toltén: Wampotue o Wamputue: “El lugar de las Canoas”, o “El Lugar donde hay Canoas”. (“La Comunidad de Putue Cuenta su Historia.” Pág. 08.)
Principales asentamientos mapuches del área de la Villa Rica:
Antecedentes históricos coloniales:
Un testimonio documental del siglo XVIII respecto a la existencia de poblaciones indígenas de carácter ribereño en el área geográfica que corresponde al antiguo corregimiento de la Villa Rica, la encontramos en un informe remitido a la Corte de España por el Gobernador de Chile don Manuel Amat y Juniet el año 1756. (Revista Chilena de Historia y Geografía, Tomo 53; Págs. 427 y Sgtes.)
Amat y Juniet visitó personalmente el área de la Villa Rica, en el mismo año 1756, con el afán de recabar antecedentes para fundamentar un futuro repoblamiento de la entonces arruinada ciudad colonial. Durante la incursión el Gobernador elaboró un completo informe geográfico, hidrográfico y demográfico en el cual describe los principales asentamientos mapuches que figuran entre los paralelos 38º y 39º que corresponden a la zona del Mallowelafkén o antigua Villa Rica. Amat y Juniet en su informe oficial a la Corte de España destaca las siguientes reducciones o Kavis mapuches con sus correspondientes coordenadas cartográficas que indican su ubicación geográfica exacta:
-Reducción Kolliko, a 38º 47’ - 309º 13’.
-Reducción Kinkoke, a 38º 51’ - 309º 31’.
-Reducción río Konilafkén, a 38º 45’ - 309º 32’.
-Reducción Pukullán, es pequeña, a 38º 55’ - 309º 39’.
-Reducción Metemkén, a 38º 41’ - 309º 48’.
-Reducción Likám, es pequeña y esta en la parte norte del Toltén a 38º 41’ - 309º 52’.
-Reducción de Kugui, a 38º 52’ - 309º 53’.
-Reducción Danguill o Donghill, está en un plano alto superior al resto de las vegas del río Toltén, a 38º 53’ - 310º 11’.
-Reducción Kitatúe o Kitratúwe, esta en la parte hacia el sur del río Danguill, a 38º 57’ - 310º 14’.
-Reducción Piñewe, esta en la parte norte del río Toltén, a 38º 42’ - 319º 08 ’.
-Reducción Llollewe, a 38º 43’ - 310º 14’.
-Reducción Lolkén, es pequeña y de poca gente y esta a la banda del norte del río Toltén, a 38º 43’ - 310º 17’.
-Reducción Guillko, a 38º 41’ - 310º 24’.
-Reducción Lilko, está a la parte norte del río Toltén, a 38º 41’ - 310º 24’.
-Reducción Nigue o Niguén, 39º 08’ - 308º 48’.
-Reducción Keuli, ubicada a la parte sur del río, a 39º 13’ - 308º 40’.
Antecedentes históricos republicanos del siglo XIX:
Al margen de la tradición oral y memoria colectiva, la historia oficial se encarga de clarificar la identificación los principales asentamientos indígenas existentes entre el Toltén y el río Leufucade, a mediados del siglo XIX. En el contexto de la “Campaña de Arauco”, dirigida por el Coronel Cornelio Saavedra, el Intendente de Valdivia, don Rafael García, efectuó un cuadro estadístico de la población mapuche y sus representantes. El documento fue remitido al Comandante en Jefe de la Baja Frontera, con fecha 1º de Abril de 1868. el informe abarcaba el área suroriental de las Ruinas de la antigua ciudad de Villa Rica y la zona situada al nororiente de la ciudad de Valdivia. El documento de marras corre inserto en la pagina Nº 100 de la obra “Ocupación de Arauco” del Coronel Cornelio Saavedra, Comandante de la Baja Frontera.
El importante registro histórico establece la diferencia entre los mapuches “que viven en la playa” es decir ríos y lagos y “los que habitan la costa” o zona marítima propiamente tal; aspecto que confirma el carácter ribereño o lafkenche de los antiguos habitantes indígenas del área de la antigua Villa Rica. El cuadro estadístico del Intendente de Valdivia, don Rafael García, presenta la siguiente información:
*1º.- Reducciones que habitan en la playa: (Léase Ribereñas de Ríos y Lagos.)
a.- Reducciones de la ribera sur del Toltén, desde Pukoyam a Villa Rica:
Kumuy, Donghill, Molko, Pitrufquén, Villa Rica.
b.-Reducciones entre San José de la Mariquina y Villa Rica:
Marilef, Kudiko, Rankawe, Koiwe, Chapako, Longkoche, Niguén,
Mulkén, Puriñe, Malloko.
c.- Reducciones del boquete cordillerano de Villa Rica:
Pukön, Palguín, Wampowe, Trankura.
*2º .- Reducciones de la costa: (Léase Litorales o Marítimas.)
Mehuín, Keule, Toltén.
* 3º.- Reducciones diseminadas al sureste de Villa Rica y noreste de
San José de la Mariquina:
a.- Reducciones situadas al pie de la cordillera:
Choroy, Antilwe, Kenchuén, Komawe, Trailafkén, Huanewe, Futronwe,
Huitagh, Kayumapu, Tralkalpulli, Pullingue, Challupén, Köñaripe, Rehuinko,
Pullinke, Choztawengko.
b.- Reducciones entre San José de la Mariquina y Kupe:
Nilkahín, Pinsapulli, Pufusi, Ligleufu, Trumpén, Liemalla, Konkil, Voipire, Likón,
Cheske Alto, Kitratúwe, Kupe.
c.-Reducciones entre Kudiko y Panguipulli:
Kudiko, Puleufu, Puralón, La Rosa, Kilchi, Nilalwe, Malalwe, Pelewe, Chinkil,
Manesewe, Koskos, Panguipulli.
Antecedentes republicanos de principios del siglo XX:
En cuanto al área de Villa Rica, propiamente tal, existen antecedentes que registran la existencia de antiguos asentamientos ribereños mapuches que se descubren y conocen gracias a los registros misionales de los hermanos capuchinos de Villa Rica, los cuales exponen la existencia de una “Junta”, acaecida 31 de marzo de 1902, en la cual se denunciaron varias irregularidades y actitudes nocivas de parte de los colonos hacia los indígenas locales. La sencilla reunión con el tiempo dio paso a un importante parlamento que fue celebrado en la misma Misión el 04 de octubre de 1903. Gracias a la celebración de esta trascendental ceremonia se pueden conocer los principales núcleos o parcialidades mapuches de la zona lacustre precordillerana del Mallowelafkén y el Kalafkén de fines del siglo XIX y principios del XX. La crónica capuchina establece que a la concurrida reunión asistieron los caciques y cortejos de los asentamientos y reducciones de Putue, Voipire, Kitratúwe, Ciruelos, Mukén, Konkil, Kiñelelfún, Leltume, Los Chilcos, Pukön, Melwi, Kilentúe, Koyam, Foikemallín, Tralkawe, Dalkako, Pinowe, Nomekuikui, Ketrún, Pilinwe, Traiguén, Liumalla, Copiwelpi, Cheske, Trapel, Konkilko, Peleko, Challupén, Pukura, Trailafkén, Kolga y Purakina. (Araucanía Misional. Edición Especial Nº 67. Mosaico Histórico de la Villa Rica. 75 años de la Parroquia el Sagrario. Pág. 07.)
Desarrollo cultural y densidad poblacional del área del Mallowelafkén:
Las primeras crónicas coloniales, que registran el contacto hispano - indígena, manifiestan expresamente, que el área lacustre y precordillerana del Mallowelafkén se presentaba a los conquistadores como un territorio “fértil, abundante de gente, ganado y mantenimiento”; igualmente describen que “la gran laguna era muy poblada y en sus márgenes los aborígenes mantenían extensas sementeras, animales de sustento y sus aldeas”; señalando, además, que para una fluida comunicación entre los poblados y aldeas indígenas, los antiguos habitantes del Malowelafkén contaban con una amplia distribución de redes de caminos principales y vías de tránsito menores; extensos senderos mantenidos y frecuentados por los nativos y a través de los cuales se comunicaban e interactuaban socialmente por medio de “trajines cotidianos y el comercio”.
También se encuentran testimonios históricos de la existencia de descampes para siembras de gramíneas como el madi, quínoa, tuca, brumus mango, maíz, ajíes y otros cultivos; además de claros y llanuras destinados a la crianza de lanares auquenidos autóctonos como la llama y el "Chilliweke" o guanaco doméstico, la crianza de aves de corral autóctonas, además de la destinación de áreas montañosas con abundante bosque nativo o Mahuidas para el aprovisionamiento comunitario de leña y madera para la construcción de viviendas, artefactos y utensilios domésticos. (Colección de Documentos Inéditos para la Historia de Chile: “De aquí en Adelante”: Tomo II, Cáp. VII, Pág. 171 "Pedro de Valdivia y sus Compañeros " y Ob. Cit. Tomo XV, Cáp. XVIII, Pág. 192, "Pedro de Valdivia y sus Compañeros ": - Ricardo Latcham: “La Agricultura Precolombina” Pág. 304. - Otto Berninger: “Bosque y Tierra Despejada en el Sur de Chile, desde la Conquista Española”. Pág. 211- 212. - Louis Faron: “Estructura Social Mapuche.” Instituto Indigenista Interamericano. 1961, Pág. 18 - 23.)
Entre las primeras crónicas que registran el cuadro básico de la población y geografía adyacente al lago Mallowelafkén figura un documento oficial que emitió Rodrigo de Quiroga al Rey dando cuenta de algunos aspectos generales referentes a la fundación de la Villa Rica y sus comarcas:

"...En este tiempo fue término de Alderete, de orden de Valdivia, a reconocer las tierras confirmantes a la nueva cordillera, a distancia de treinta leguas de la ciudad de Valdivia, hacia el este, y halló grandes sementeras y muchos indios junto al lago, cuyas aguas destila el encumbrado cerro del volcán, que constando su interior de muchos metales conocidos por las aguas de varios colores que del morían, es su exterior en la cumbre fuego, en el medio nieve y en la base una verde esmeralda tejida de infinitas yerbas medicinales...” (Rodrigo de Quiroga: "Compendio Histórico de los más Principales Sucesos de la Conquista. Guerra del Reino de Chile hasta el día de 1659. Fundación de la Villa Rica. Colección de Documentos Inéditos para la Historia de Chile. Pág. 234.)

El anterior escrito de don Rodrigo de Quiroga, como los demás antecedentes históricos y documentos oficiales, dan cuenta de la existencia de grandes sementeras; es decir, extensos sembradíos o tierras cultivadas y “muchos indios junto al lago...” Dentro del contexto de este último aspecto que trata Quiroga, una idea aproximada de la densidad poblacional indígena del Mallowelafkén nos la entrega el historiador benedictino don Gabriel Guarda, en su “Historia Urbana del Reino de Chile”, en la cual expone, citando el censo que registra López de Velasco de 1575, que la ciudad de Villa Rica, una vez establecida contó con 120 vecinos, más de 12.000 indígenas tributarios y unos 6.000 a 7.000 indígenas de guerra, todos pertenecientes a tribus del distrito del corregimiento; se colige con esto, que la población natural precolombina de este territorio fue ampliamente superior a los 19.000 habitantes que registra la historia oficial, puesto que el área de la ciudad Imperial, que era tan poblada de indígenas como las tierras de la Villa Rica, habría contado, inicialmente, con una población natural de más de 80.000 almas. (Alonso de Ovalle: “Histórica Relación del Reino de Chile”, Cáp. XVI, Pág. 280.)

La drástica disminución de la otrora “numerosa” población indígena del área de la Villa Rica se debe observar bajo los antecedentes de la época que registran una notable disminución de la población originararia debido, primeramente, a la precipitada evacuación y dispersión forzada de indígenas ante la presencia hispana, como también las numerosas bajas causadas por la incipiente Guerra de Arauco, los trabajos forzados “de sol a sol ” del sistema de mita encomendera y la masiva e incontrolable muerte a raíz de las wingka küchran, o enfermedades occidentales, que avasallaron el sistema inmunológico del individuo mapuche, como lo fueron el tifus, la gripe, la viruela, la peste negra y la sífilis; nocivos y mortales factores epidiemológicos que finalmente diezmaron la población indígena a la mitad en menos de un cuarto de siglo. (Gerónimo de Quiroga: “Memoria de los Sucesos de la Guerra de Chile”. Pág. 121.)

Es digno destacar que los padres misioneros se esforzaron por tratar de revertir esta horrorosa situación humana denunciando el exceso de los hechos ante las autoridades europeas. Por su parte algunas autoridades militares-administrativas también dejaron constancia de este etnocidio con la finalidad de excusarse de futuras responsabilidades ante la administración de la Corona y la rectoría de las autoridades eclesiásticas. El Gobernador García Hurtado de Mendoza escribe de esta tragedia a Felipe II en el año 1558: “...Durante los años de guerra con los Indios, estos se redujeron tanto que en lugares donde había mil, hoy sólo se encuentran cincuenta...”

La alta densidad poblacional de la antigua área del lago Mallowelafkén, que expone alrededor de 80.000 individuos lafkenches pertenecientes a las etnias puelche, williche y pewenche, se ve confirmada por los últimos estudios efectuados por historiadores, antropólogos y araucanistas, cuyas investigaciones indican que para el momento de la Conquista de Chile la gran familia mapuche, asentada entre el río Bio Bio y la Isla de Chiloé, estaba constituida por una población de aproximadamente un millón de habitantes. (José Bengoa: “Historia del Pueblo Mapuche”. Pág. 21.)


Estampa doméstica de la sociedad ribereña del lago Mallowelafkén:

Una descripción de la vida indígena del área de la gran laguna Mallowelafkén del periodo histórico temprano de contacto mapuche-español y que nos da una idea general y aproximada de la organización, actividad social y subsistencia de los habitantes prehispánicos del área lacustre, nos la entrega don Gerónimo de Bibar en el capítulo CIX de su obra “Crónica y Relación Copiosa y Verdadera de los Reinos de Chile”, páginas 159 y 160:
“...En esta provincia de Mallalavquén no adoran ni al sol ni a la luna, ni tienen ídolos, ni casa de adoración. Difieren un poco en la lengua a las demás provincias que tengo dichas. Estos indios de esta provincia tienen esta orden: Que tienen un señor que es un Lebo, siete u ocho Cabis que son principales, y estos obedecen al señor principal. Ciertas veces al año se ajuntan en una parte que ellos tienen señalada para aquel efecto que se llama Regüa, que es tanto como decir “parte donde ayuntan“ y sitio señalado como en nuestra España tienen donde hacen cabildo. Este ayuntamiento es para averiguar pleitos y muertes, y allí se casan y beben largo. Es como cuando van a cortes, porque van todos los grandes señores. Todo lo que allí se acuerda y hace es guardado y tenido y no quebrantado. Estando allí todos juntos estos principales, pide cada uno su justicia... Si tiene guerra con otro señor todos estos Cabis y señores son obligados a salir con sus armas y gente a favorecer aquella parcialidad según y como allí se ordena. El que falta de salir tiene pena de muerte y perdida toda su hacienda. Si entre estos principales tienen alguna diferencia u otros particulares, allí los conciertan y averiguan, y allí venden y compran en mercado y trajín los días que aquel cabildo y junta dura (...)
La madera desta tierra de Mallalavquén tiene una propiedad que no hace ceniza y en todo el año en una casa se recogerá un almud de ella. Hay buena madera para casas y aún para navíos. Tiene hierba que es como avena. Hay otra que es a manera de linaza, y de esta semilla se saca un licor que suple por aceite y se guisa con el y es razonable... Siembran los indios maíz y frísoles y papas y tienen extensas sementeras. Llueve mucho, más que en ninguna parte de las provincias que tengo dicho. El año que se pobló esta ciudad fue de 1552 (...) A espaldas de la Villa Rica hay muy grandes minas de sal. Son trabajosas de ir a ellas por causa de la cordillera nevada que en medio esta. Hay muy grandes minas de oro y plata y de otros metales, y aún yo ví unas minas de oro junto a la Villa Rica en un pueblo de un cacique que se decía Pucorco bien ricas. Es tierra templada la desta provincia, no hace demasiado frío salvo llover como tengo dicho. Está la Villa Rica de la Imperial doce leguas...” (Gerónimo de Bibar: “Crónica y Relación Copiosa y Verdadera de los Reinos de Chile.” Pág. 159 y 160.)
Conscientes del valor cultural del pueblo mapuche y su importancia en el quehacer y convivencia nacional, podemos destacar, que actualmente tenemos en preparación un texto que hemos intitulado "Asentamientos Prehistóricos e Históricos Tempranos del Área del Mallowelafkén y el Kalafkén". Trabajo que consiste en la recopilación de información técnica referente a todos los antecedentes de estudios arqueológicos y antropológicos de esta área del sur de Chile y del antiguo Estado de Arauco; proyecto que incluye, además, rescate etnográfico de la tradición oral existente en las áreas lacustres ya mencionadas.
No podemos dejar de manifestar, en estas líneas, la gran deuda moral, cultural, histórica y jurídico-patrimonial que la sociedad chilena actualmente mantiene con el Pueblo Mapuche; aspectos que con firme esperanza deseamos en que un futuro próximo sean revindicados para bien general de todas las actuales comunidades de los hijos de la raza de la “Gente de la Tierra”; reivindicación que tiene como base, y primer paso, el definitivo reconocimiento legislativo-constitucional de “Pueblos Originarios” de la totalidad de las etnias existentes en nuestro territorio nacional.
Nos corresponde ahora desarrollar el periodo histórico del área del lago Mallowelafkén; es decir, el periodo en que la cultura occidental española se instaló en esta parte del territorio del pueblo mapuche. Con el arribo del wingka español a mediados del siglo XVI, los mapuches locales pertenecientes a la zona ribereña de los lagos Mallowelafken y Kalafkén se vieron forzados a sostener una interacción social permanente con los vecinos coloniales de la Villa Rica.
En este aspecto etnográfico nos extenderemos, igualmente, en el desarrollo de algunas temáticas y conceptos de la cultura mapuche lafkenche local, ahora ya en el contexto del periodo hispánico de la Conquista de Chile; factor de interrelación social histórico-temprana en que analizaremos a los peñis del pueblo mapuche que se integraron a la cultura occidental-cristiana y, por otra parte, también conoceremos a los mapuches disidentes que se opusieron tenazmente al dominio extranjero: grupo altamente belicoso, fundamentalmente puelche-williche, que finalmente terminó con la destrucción de la antigua Villa Rica y la expulsión definitiva del yugo español del área del volcán Rukapillán y el lago Mallowelafkén; poderosa, incontenible y triunfal arremetida bélica indígena que arrasó con las colonias hispanas conocidas como “Las Siete Ciudades de Arriba” emplazadas en la indómita Araucanía; organizada y violenta campaña militar o “Alzamiento General” desarrollado entre los años 1598 y 1602 que devolvió al Pueblo Mapuche, temporalmente, el dominio del extenso territorio comprendido entre el río Bio Bio y la Isla Grande de Chiloé; soberanía y autonomía indígena que en el área del lago Mallowelafkén o lago Villa Rica se extendió hasta el 01 de enero de 1883.Actualmente, en pleno siglo XXI, la sociedad chilena aun mantiene una deuda moral, cultural, histórica y jurídico-patrimonial con los hijos de la ancestral Nación Mapuche o pueblo originario de “La Gente de la Tierra”, grupo humano que actualmente esta conformado por 980.000 individuos; es decir, un 08 % de la población nacional, de los cuales 300.000 residen en la Región de la Araucanía y el resto en la Región Metropolitana y las VIII y X regiones.

1 comentario:

Edmundo Urra Osses dijo...

Deseo expresar mi admiración y respeto por el trabajo aquí presentado, dado que nos permite reconocer y reconocernos en cuanto Nación diversa. Al respecto dos comentarios iniciales. Primero, naturalmente que caben algunos análisis adicionales a lo ya escrito sobretodo en torno a los primeros habitantes de estos suelos. Digo ello porque entre los descubrimientos de Monte Verde se encuentran "hojas de boldo" de la zona de la región de la Araucanía. Entonces, no es aventurado pensar que los monteverdinos impregnaron sus huellas en ese joven territorio hacia más de 12.500 adP. Lo segundo es que Claramente este Chile en el que vivimos aún no termina por establecer una cercanía más evidente con su pasado ni su gente. Los estudios aquí presentados merecen un tiempo de detención para reflexionar en torno a los hechos que marcaron la relación con los pueblos originarios pero al mismo tiempo nos plantean los desafíos de establecer una Nueva Relación al interior de nuestro hetereogéneo país en el que busquemos los puntos de convergencia para resolver luego nuestras divergencias. Felicidades y esperamos seguir conociendo más detalles de nuestra historia.

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